Radicado hace cuarenta años en el barrio San Miguel, colaboró activamente con la creación de la Unión Vecinal “Benito Villanueva” y se caracterizó por su predisposición a ayudar a quien lo necesitara.
En el acto de cierre de la Semana de Maschwitz, la Casa de la Cultura de esa localidad distinguió este sábado como “Vecino Ilustre” a Luis Salvador González (82), en reconocimiento a su vocación de servicio social.
Radicado desde la década del ’70 en el barrio San Miguel, González se supo caracterizar por su espíritu solidario y su permanente predisposición para colaborar con quienes necesitaran ayuda. Desde prestarle el teléfono de su casa al barrio hasta hacer las veces de ambulancia con su auto para asistir a embarazadas, enfermos y todo aquel que estuviera en una emergencia.
A fines de los ’80 participó activamente en la fundación de la Unión Vecinal “Benito Villanueva”, al punto de sacar un crédito personal para costear la colocación del techo. Allí, tiempo después, funcionó el primer jardín de infantes del barrio, un centro de adultos y una posta sanitaria.
Muchos quizás lo hayan conocido y lo recuerden por la inclaudicable lucha que encabezó para que se esclarezca la muerte de su sobrino, Diego San Juan, ocurrida en 1994 en un salón de eventos de Maschwitz durante un acto organizado por el PJ de Escobar. Aquel asesinato conmocionó a toda la localidad y miles de vecinos participaron de las primeras marchas. Pero el clamor popular se fue diluyendo y años después era él solo en la esquina de la plaza Emilio Mitre quien seguía reclamando justicia y manteniendo viva la memoria del infortunado joven.
Como premio y compensación por todos sus esfuerzos, su calidez y compromiso con el prójimo, Luis González recibió este sábado una alegría que no esperaba, que lo sorprendió más de la cuenta, hasta dejarlo casi sin habla. Solo alcanzó a agradecer, con la voz entrecortada, a quienes le prodigaron esta caricia a su alma, materializada en una placa con su nombre y la condecoración de “Vecino Ilustre”, un galardón hecho a medida de gente como él.
Foto: Guido Oliveros Díaz