Veinte años de cárcel para un policía que asesinó al novio de su ex pareja

Omar Brítez fue condenado por el homicidio de Hernán Ibiris, en 2009. Disconformes con el fallo, familiares de la víctima causaron desmanes en la sala del tribunal.

lunes 05 febrero, 2024

Familiares y allegados de Hernán Ibiris, en 2010, realizaron varias marchas en Escobar en reclamo de justicia.

En la madrugada del jueves 20 de agosto de 2009, el teniente Omar Brítez, de la Policía Científica de Campana, vació un cargador de su arma reglamentaria contra su ex pareja, Fernanda Verón, y Hernán Ibiris, quien se encontraba con ella en la casa que compartían en el barrio Lambertuchi, en Belén de Escobar. Producto del violento ataque, Ibiris falleció. En cambio, milagrosamente, la mujer sobrevivió.

Casi cuatro años después, el Tribunal Oral en lo Criminal de Zárate-Campana que llevó adelante el proceso condenó este miércoles 3 a veinte años de prisión al policía, en una audiencia que quedó marcada por los violentos incidentes que se registraron en el edificio judicial de Andrés Del Pino al 800 (a metros del Arco), en la ciudad de Campana.

Todo comenzó al conocerse la sentencia: los 20 años de prisión resultaron “una burla” para los familiares y allegados de Ibiris, quienes empezaron a mostrar sus nervios y su impotencia en la misma sala donde se desarrollaba el juicio oral. Entonces, se procedió a desalojar el lugar y, en ese contexto, una hermana de Fernanda Verón habría sido agredida por un efectivo policial. Esto habría terminado de detonar la situación.

Así, comenzaron los incidentes con agresiones cruzadas y un posterior ataque al edificio que quedó violentamente marcado en su frente: todas las ventanas mostraban señales de piedrazos e, incluso, la puerta de ingreso al hall principal del edificio (de doble blindex) fue destruida por completo. Adentro, todo estaba revuelto.

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Los daños fueron significativos. Había vidrios y piedras desparramados por todo el edificio de la Departamental Zárate-Campana, donde funcionan el Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 y Nº2 y el Juzgado en lo Correccional Nº1 y Nº2. Con la llegada de más móviles y efectivos policiales, la situación fue disolviéndose y la calma retornó al lugar.

Mientras tanto, la familia y los allegados a Hernán Ibiris seguían reclamando justicia y pidiendo por una condena mayor para el teniente Brítez. Incluso, confirmaron que recurrirán a la Cámara de Casación para tratar de conseguir la pena de reclusión perpetua.

En contrapartida, se inició una investigación de oficio por los incidentes que ocurrieron y la Justicia ya habría solicitado las imágenes captadas por las cámaras de Canal 15 Campana para tratar de identificar a los principales responsables del ataque al edificio judicial.

Hernán Ibiris tenía 29 años y vivía en el barrio Villa Saboya, en Matheu. Conocía a Verón desde hacía unos meses.

Una madrugada de terror

El 21 de agosto de 2009, a medianoche, Brítez (37) entró sigilosamente a la casa de su ex mujer, Fernanda Verón (31), en el barrio Lambertuchi. Fue hasta el cuarto donde ella se encontraba con su pareja actual, Hernán Ibiris, y comenzó a dispararles hasta vaciar el cargador de su arma reglamentaria. Verón quedó tendida en la cama, con cinco impactos de bala en su cuerpo. Ibiris, que recibió siete tiros, murió en el acto.

Minutos más tarde, Brítez se subió a su camioneta y se entregó en la subcomisaría de Matheu. Trabajaba como perito balístico de la Policía Científica de Zárate-Campana y llevaba 15 años en la fuerza. Había sido distinguido por su participación perital en el secuestro de Cristian Ramaro -un joven que estuvo cautivo durante una semana, tras ser capturado en su casa en Tigre, en 2004- y también en la detención de Horacio Conzi, condenado a 25 años de prisión por el crimen de Marcos Schenone, en 2003, en Béccar.

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Brítez llevaba seis meses separado de Verón, con quien había tenido una larga convivencia y un hijo, que en ese momento tenía 7 años. Unos meses antes del homicidio, la mujer conoció a Hernán Ibiris (29), quien vivía en el barrio Villa Saboya de Matheu, y desde entonces empezaron a verse regularmente. Por su parte, el policía (que tiene otros cuatro hijos de un matrimonio anterior) estaba viviendo con sus padres en Benavídez.

En la fatídica noche del jueves 20, Ibiris se quedó en la casa de su novia, situada en la calle Tapia de Cruz 2576, en el barrio Lambertuchi de Belén de Escobar. En otras habitaciones del mismo inmueble estaban los hijos de Verón -de una relación anterior- y los padres de la mujer.

Alrededor de la 1.30 de la madrugada, Britez llegó hasta allí en su camioneta. Como todavía conservaba las llaves de su ex hogar, entró sin ser advertido, sigilosamente. Se metió en el dormitorio de Verón, desenfundó su arma reglamentaria y disparó a mansalva contra ella y su novio.

Ibiris recibió siete disparos. Sin embargo, antes de fenecer pudo caminar cincuenta metros, hasta quedar tendido frente al garage de una vivienda vecina. Otros cinco balazos impactaron en Verón -uno de ellos en el pulmón-, quien milagrosamente pudo conservar su vida.