Con cacerolas, banderas y algunas pancartas, los manifestantes se concentraron en la plaza, cantaron el himno y marcharon hasta el Municipio y la comisaría.
Una multitud de poco menos de mil vecinos se concentró este jueves 8 a la noche en el centro de Belén de Escobar para sumarse al cacerolazo nacional contra el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner convocado a través de las redes sociales. La protesta se desarrolló con absoluta tranquilidad y duró casi dos horas.
El punto de encuentro fue el centro de la plaza San Martín, donde a partir de las 20 empezaron a llegar los primeros manifestantes con sus cacerolas y otros sonoros elementos de cocina, banderas, remeras argentinas y pancartas de diversos colores. “Le tenemos miedo al abuso de poder”, “Basta de mentiras y autoritarismo”, “Justicia Independiente”, “No a la corrupción”, “Queremos un país más justo para todos”, “Basta de inseguridad”, “No a la re reelección”, decían algunas de las consignas escritas en las cartulinas.
Cuando la concurrencia ya superaba el medio millar, la muchedumbre caminó unos metros para continuar expresándose frente al Palacio Municipal. Allí se mantuvieron por espacio de unos minutos, interrumpiendo la circulación vehicular en la esquina de Asborno y Estrada. Después la protesta siguió en la avenida Tapia de Cruz, delante de la cocatedral. “Si este no es el pueblo, el pueblo dónde está” y “Que se vaya, que se vaya”, fueron algunos de los estribillos que se escucharon más de una vez durante la noche.
El momento de mayor intensidad se vivió a las 21, cuando los caceroleros cantaron eufóricamente el himno nacional. Parecía que la marcha terminaría allí. Pero así como una muchacha había arengado antes a ir a las puertas del Municipio, otra señora propuso continuar la manifestación hasta la comisaría para reclamar por la inseguridad. La mitad de los asistentes optó por dispersarse lentamente, mientras que el resto inició una lenta procesión de seis cuadras hasta la dependencia policial.
Cuando llegaron a la esquina de Tapia de Cruz y Alberdi, el incesante repiqueteo de sus cacerolas y los aplausos se confundieron con los bombos y silbatos de una murga que ensayaba apenas a unos metros, en la pista de atletismo del polideportivo municipal. En ese último llamó la atención la actitud protagónica adoptada por el representante de la agrupación ultranacionalista Guías del Sur, con base en Escobar: Daniel Laita. “A nosotros no nos pagó nadie”, “El que no salta es un K” y “Adónde está el intendente Sandro Guzmán” fueron algunos de los cánticos que encabezó, además de una seguidilla de “vivas” a la patria y a la bandera símil a las de los rituales neonazis.
Entre la muchedumbre también se dejaron ver otras caras de vecinos con más o menos trayectoria política: Aída Holtz y Juan Butori, de la Coalición Cívica; Marcos Fiori y su esposa Silvia Montiel, del Frente Amplio Progresista; y Rolando Hoffele, del PRO, así como un puñado de ex funcionarios del pattismo.
Después de permanecer un cuarto de hora en las puertas de la comisaría, los manifestantes emprendieron el regreso hasta la cocatedral. A diez minutos de las 22, la desconcentración ya se había consumado completamente. Atrás había quedado una de las manifestaciones más multitudinarias que hayan ocurrido en la historia escobarense.
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