Mientras en el Concejo Deliberante aún no se define la sanción de un proyecto de ordenanza que propone establecer un regimen de multas para los autores de pintadas callejeras o graffitis, la moda de enchastrar edificios públicos y privados sigue en pleno auge en Belén de Escobar.
En ese contexto, no sorprendió que este martes a la mañana el nuevo local de la inmobiliaria Biglieri amanezca con varios grafos escritos con pintura blanca en sus paredes de las calles Estrada y Colón.
Así, la rebeldía juvenil mal canalizada sigue contribuyendo a que la ciudad esté cada vez un poco más sucia. Culpa de todos, sin duda, pero que en este caso vuelve a tener como protagonistas y responsables a los que usan el aerosol como arma y forma de expresión. ¿Hasta cuándo?, es la pregunta de todos.
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