Tres procesados por la gigantesca estafa de Floreal del Sol en Escobar

El Juzgado Nacional en Penal Económico N°2 dispuso el procesamiento y el embargo de bienes para tres de los seis imputados. Las víctimas serían más de 240, por 5 millones de dólares.

edificio de floreal del sol visto desde un drone

Después de varios años de idas y vueltas en tribunales, un fallo judicial dispuso días atrás el procesamiento y el embargo de bienes de tres de los seis imputados por la gigantesca estafa de Floreal del Sol. Se trata de Daniel Oscar Fontanini, Carlos Alberto Pita y su esposa, Emilia Mercedes Álvarez.

El proyecto Floreal del Sol fue anunciado en 2010 con bombos, platillos y un entusiasmo exagerado. Sería un complejo de seis torres inmensas, de 14 pisos cada una, sobre la avenida San Martín al 500, en Belén de Escobar, donde tiempo atrás funcionó la fábrica de ladrillos refractarios Abraxas.

Cuatro de esos edificios albergarían 48 departamentos de 2 y 3 ambiente para uso profesional y de vivienda, mientras que los otros dos se destinarían para un prestigioso hotel de la cadena internacional Mantra, con 168 amplias habitaciones en suite. El fastuoso emprendimiento contaría con todas las prestaciones: shopping center, gigantescos salones para conferencias, microcines, gimnasio con todos los chiches, spa, cava de vinos, golf, restaurants de cinco tenedores y piscinas climatizadas, entre otras ostentaciones.

El gerenciamiento y la administración correrían por cuenta de Mantra Resort, un grupo hotelero australiano con presencia en su país de origen, Nueva Zelanda, Hawái, Tasmania e Indonesia, que también estuvo más de una década en Punta del Este.

cartel de Floreal del Sol y Manta Hotel
Engaño. El proyecto prometía una asociación con la cadena hotelera Mantra, que resultó una mentira.

Mantra Resort se caracteriza por ubicar sus hoteles en destinos maravillosos, playas de ensueño, en ciudades como Melbourne, Sydney, Honolulu y una cantidad enorme de destinos exóticos. Era lógico preguntarse por qué una empresa hotelera de tamaña envergadura y con un concepto tan claro querría hacer una excepción e involucrarse en Escobar, cambiando el océano Pacífico por media manzana a quince kilómetros del río Paraná.

La trama detrás de la estafa es digna de Netflix. Entre copas de champagne y bocaditos de copetín con caviar, los invitados eran tentados a participar de un fideicomiso en el que les ofrecían desde cocheras a 16 mil dólares hasta unidades de suite de hotel por 102 mil. La rentabilidad estimada era irresistible: de 10 a 15% anual en dólares. Un 6% de ese porcentaje se percibiría desde el minuto uno, es decir, al mes siguiente de firmar el contrato.

render del proyecto Floreal del Sol
Ilusión óptica. Una de las imágenes con las que se promocionaba el proyecto Floreal del Sol.

Sin embargo, el proyecto nunca se concretó, afectando a más de 240 inversores que entregaron importantes sumas de dinero y los ahorros de su vida sin sospechar que se trataba de un vil engaño. Para ser más exactos, el número de víctimas llega a 244, según precisa el expediente judicial al que tuvo acceso exclusivo El Día de Escobar.

El contrato de fideicomiso Floreal del Sol se suscribió el 12 de abril de 2010, mientras que los inversores comenzaron a efectuar aportes desde abril de 2011 y dejaron de hacerlo en mayo de 2016. Se calcula que durante esos cinco años los damnificados desembolsaron el equivalente a cinco millones de dólares.

Quién es quién: los seis imputados

Las denuncias por la estafa de Floreal del Sol recayeron en el Juzgado Nacional en lo Penal Económico N°2, con asiento en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Su titular, el juez Pablo Yadarola, determinó que la organización estaba conformada por Daniel Oscar Fontanini, Carlos Alberto Pita y su esposa, Emilia Mercedes Álvarez. Ellos eran los responsables de tomar todas las decisiones relativas al funcionamiento del fideicomiso.

El juez concluyó que los tres se ocupaban de la administración de las sociedades relacionadas: Elabu S.A, Elabu Global S.A, Doro Florida S.A y Con Sol Ventures, entre otras. Una ensalada rusa de asociaciones y de empresas que cambiaban constantemente de bancos y de cuentas para recibir y mover el dinero depositado por los adherentes al proyecto.  También se encargaban del trato con los clientes, de impartir directivas a sus empleados y de administrar los fondos destinados a mantener en funcionamiento la estructura.

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Puntualmente, Pita dirigió el proyecto de inversión, como así también el negocio en general, y sería el representante legal de Doro Florida S.A., la inmobiliaria fiduciante. Fontanini realizó la mayoría de los contratos de adhesión al fideicomiso Floreal del Sol, en representación de las fiduciarias Elabu S.A. y Elabu Global S.A. Fue el encargado de publicitar el emprendimiento en medios masivos de comunicación y participó en actividades de promoción previas a la celebración de los acuerdos.

Emilia Mercedes Álvarez, en tanto, habría intervenido en el manejo de las sociedades comerciales vinculadas al proyecto de inversión. También elaboró contratos de adhesión en representación de la fiduciaria Elabu S.A.

Daniel Oscar Fontanini, uno de los tres procesados por la estafa
Procesado. Daniel Fontanini realizó la mayoría de los contratos de adhesión al fideicomiso.

En la causa judicial también estaban imputados Nicolás Pantoff, Facundo Ireneo Romero y Patricia Hilda Romero, quienes presuntamente estarían encargados de ejecutar las directivas delictivas impartidas por Pita, Álvarez y Fontanini, desde los cargos más altos en las sociedades.

Pantoff, yerno de Fontanini, quedó en la mira por haber estado a cargo del proyecto y la dirección de obra con Pantoff & Fracchia, un estudio de arquitectura con más de cincuenta años de trayectoria y grandes obras realizadas en las ciudades más importantes del país.

Facundo Romero habría ostentado los cargos de presidente de Elabu Global S.A., director suplente de Con Sol Ventures S.A. y presidente de Repdoney S.A., facilitando la conformación de dichas sociedades comerciales a los fines de defraudar a terceros. Por su parte, Patricia Romero habría intervenido en la maniobra ocupando los cargos de directora suplente de Elabu Global S.A. y presidenta de Con Sol Ventures S.A, con las mismas intenciones.

La acusación más grave hacia los seis fue la de haber realizado maniobras defraudatorias, respecto de, al menos, 244 personas, mediante ardides y engaños, a través de la suscripción de contratos de adhesión al fideicomiso.

Según consta en la causa, entre 2011 y 2016 recibieron una gran cantidad de dinero. “Todo ello, a pesar y a sabiendas de los imputados, de que la construcción del emprendimiento inmobiliario y hotelero no se iba a realizar, con excepción de la estructura de una de las seis torres que lo conformarían, la que era utilizada sistemáticamente por los imputados para hacer creer a las víctimas que la obra existía, que iba a realizarse y que, oportunamente, cada uno de ellos obtendría la porción adquirida; provocando un desprendimiento y consecuente perjuicio al patrimonio de las personas”.

La defensa de los acusados

En su declaración indagatoria, Carlo Pita explicó qué rol cumplía cada una de las sociedades anónimas y aseguró que todo iba muy bien durante la construcción de la torre 3, de 15 pisos de hormigón armado, y con el avance de la torre 1 en los subsuelos y la base de la estructura.

“Si bien supe que hubo algunos inconvenientes que solucionar en el transcurso de la obra, los mismos fueron resolviéndose y el proyecto siempre siguió su curso. Sin embargo, ninguno de esos escollos, propios de obras tan ambiciosas, tuvo parangón con el que le asestó la estocada letal”, señaló en referencia a una denuncia efectuada por la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC), por presunta infracción al artículo 310 del Código Penal que habla sobre captación no autorizada de ahorros en el mercado de capitales. “Fue tanto imprevista como devastadora para el proyecto”, sostuvo Pita.

Según el acusado, cuando se allanaron las oficinas del fideicomiso se secuestró toda la información financiera, contable y extracontable, tanto en papel como digital, además de la documentación relacionada con el negocio inmobiliario (libros societarios, contratos, chequeras, proyectos, libro de obra, contratos con contratistas, etcétera). También se embargaron las cuentas bancarias, “por lo que no quedó en poder de los miembros de fideicomiso Floreal del Sol documento alguno como para poder continuar con el proyecto”.

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“En paralelo, la noticia de lo que estaba sucediendo se esparció rápidamente y los medios de comunicación informaron que el proyecto más importante de Escobar se trataba de una gran estafa”, agregó Pita. Además, aseguró que a partir de ese momento los inversores dejaron de pagar y muchos pidieron la devolución del dinero.

Carlos Alberto Pita, otro de los procesados por la estafa
Rol clave. Carlos Pita dirigió el proyecto de inversión, como así también el negocio en general.

 “Todo eso afectó seriamente el devenir del proyecto. Y, al no poder avanzar debido a la falta de los papeles de trabajo indispensables y la indisponibilidad de los fondos, no hubo más alternativa que proceder a la paralización de los trabajos que se estaban llevando a cabo y a la clausura de la obra, así como también, inevitablemente, a la pérdida de muchas fuentes de trabajo”, esgrimió.

La declaración de Pita es extensa y va toda en ese mismo sentido. La de Fontanini es casi idéntica. Para él la culpa fue de la Justicia, del Estado, de los medios de comunicación y de los adherentes al fideicomiso que perdieron la confianza y cesaron los pagos ante los primeros rumores de estafa.

edificio de Floreal del Sol abandonado
Abandonado. Las obras de la única torre que empezó a construirse se detuvieron en 2015.

“La medida tomada a consecuencia de la denuncia de la PROCELAC hirió de muerte el proyecto, por cuanto en forma inmediata los adquirentes de las diversas unidades dejaron de pagar, comenzaron a remitir telegramas, cartas documentos, los empleados se consideraron despedidos, los proveedores exigían sus créditos y el fideicomiso se convirtió en una catástrofe imposible de controlar”, expresó por escrito en un tramo de su amplia declaración.

Emilia Álvarez habló de su vida y se declaró totalmente inocente. “Tengo 70 años. A los 31 años me casé con Carlos Pita y durante toda mi vida me dediqué a ser ama de casa. El proyecto de Floreal del Sol fue la primera vez que trabajé después de toda una vida de dedicarme a las tareas que demanda llevar adelante un hogar y criar a un hijo”.

Emilia Mercedes Álvarez, una de las tres personas procesadas por la estafa de Floreal del Sol
Implicada. Emilia Álvarez habría intervenido en el manejo de las sociedades comerciales vinculadas.

“En este proyecto inmobiliario no hubo ardid o engaño a los fines de que los querellantes se desprendieran de su patrimonio. Lo que existió fue un negocio inmobiliario real, con un final truncado debido a un expediente penal que tramitó en este fuero, cerró el fideicomiso con medidas cautelares extremas imposibilitando que se pudiera continuar, que hoy siguen estando y en el que, luego de muchos años y mucho daño, fui absuelta”, remarcó.

Los otros tres acusados también declararon ante la justicia contando cómo los hechos se fueron sucediendo etapa por etapa y, sobre todo, desligándose de haber estado involucrados en cualquier tipo de delito.

Sus testimonios convencieron al juez Yadarola. En la resolución que firmó el pasado lunes 14, el magistrado los sobreseyó de todos los cargos, los liberó de los embargos, les destrabó las cuentas bancarias y les levantó la imposibilidad de salir del país.

Sin embargo, Fontanini, Pita y Álvarez no corrieron con la misma suerte; quedaron procesados -aunque sin prisión preventiva- por considerarlos a “prima facie” coautores penalmente responsables del delito de estafas reiteradas en 244 oportunidades y también de asociación ilícita. El juez decidió trabarles embargo sobre el dinero y sus bienes hasta cubrir la suma de $ 4.952.639.000 con cada uno de ellos tres. 

Una historia que sigue abierta a pesar de estos procesamientos, con consecuencias complicadas de subsanar; un adefesio abandonado y a la deriva en plena avenida San Martín y cientos de damnificados que probablemente no vuelvan a ver ni un peso de los ahorros que invirtieron.

Edificio visto de este a oeste desde un drone
Fastasmagórico. La torre de Floreal del Sol, un monumento a la estafa en la avenida San Martín.

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