“Tony” Ciuffardi decidió ponerle punto final a la aventura comercial que inició en octubre de 2013. “Se terminó una hermosa etapa”, expresó el rey de los panqueques, sin explayarse sobre las razones de su determinación.
“Tony” Ciuffardi decidió ponerle punto final a la aventura comercial que inició en octubre de 2013. “Se terminó una hermosa etapa”, expresó el rey de los panqueques, sin explayarse sobre las razones de su determinación.
Fin de ciclo. Abrupta y sorpresivamente, al menos para el público, Lo de Carlitos cerró su local en Belén de Escobar, que estaba a cargo de uno de los hijos del fundador de la cadena de panqueques, Carlos «Tony» Ciuffardi.
La noticia fue comunicado a sus clientes a través de un cartel colocado en la puerta del local de la calle Estrada 752: «Lo de Carlitos cerró sus puertas. ¡Muchas gracias a todos por formar parte de esta hermosa etapa!», reza el texto, impreso en una hoja A4.
El empresario no dio a conocer las razones por las que tomó esta determinación. Trascendió que la crisis económica nacional de los últimos años tuvo una incidencia directa, a lo que se sumaron otros motivos que fueron haciendo cada vez más cuesta arriba la rentabilidad del comercio. Por eso, a fines de diciembre decidió ponerle punto final a la aventura que inició en octubre de 2013 (ver nota acá), con gran expectativa y entusiasmo.
El cierre sorprende porque el local se veía con bastante movimiento; de hecho, en noviembre había logrado una repercusión impresionante con la promoción del Día del Panqueque, en el que miles de personas se acercaron para comprar el tradicional postre con dulce de leche a tan solo un peso (ver nota acá ). Parecía que la marca estaba más consolidada que nunca en Escobar, pero en realidad eran sus últimos signos de vitalidad.
Radicado en Loma Verde desde hace varios años, trascendió que Ciuffardi ya tendría decidido el nuevo destino que le dará al inmueble donde hasta hace unos días funcionó el local número 30 de la cadena fundada por su padre. Sería utilizado para ampliar el gimnasio que está en el primer piso y que maneja su esposa, Sandra Ibarra.
En pleno auge de las cervecerías y de locales que venden comida por peso, Escobar se queda sin un estandarte de la gastronomía argentina, con más de cincuenta años de trayectoria y una marca de calidad fuera de discusión.
Es que el tiempo pasa, las costumbres cambian y no todo perdura. Por eso, Lo de Carlitos ya es parte del pasado escobarense.
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