Por el colapso del servicio y la falta de camas para internación, el establecimiento provincial solo recibe a las mujeres que estén a punto de dar a luz. Una historia repetida pero cada vez más complicada.
Lejos de encaminarse a una solución, la situación en la Maternidad del hospital provincial de Escobar es cada vez más compleja. A tal punto que ahora la atención se redujo exclusivamente a los casos que se consideren impostergables por la inminencia de un parto.
La medida fue dada a conocer por las autoridades del servicio, quienes explicaron que el sector de Neonatología se encuentra en estado de “colapso” y con “falta de camas” para internar a las pacientes.
No es la primera vez que la Maternidad del Erill se enfrenta a un escenario crítico: sin ir más lejos, en agosto del año pasado se hablaba de la posibilidad de que cierre, debido a la reducción del plantel de médicos. Sin embargo, actualmente la situación se da en un contexto regional más complejo que involucra, por ejemplo, el cierre de la Maternidad del hospital de General Pacheco, donde se atendían todos los casos de alto riesgo del partido de Tigre.
En general, ningún hospital de la zona está en condiciones ideales ni mucho menos. Las derivaciones son permanentes y ante una demanda imposible de absorber con los escasos recursos existentes, se termina generando un cuello de botella cada vez más angosto. Así se llega a extremos como el de restringir la atención exclusivamente a las mujeres que estén por dar a luz.
“Se informa a los señores pacientes que momentáneamente la Maternidad de este hospital atenderá solamente partos inminentes (períodos expulsivos), debido al colapso del servicio de Neonatología y la falta de camas”, advierte un letrero colocado en el hospital Erill con la firma de la obstetra y ginecóloga Ruth Coletes.
El cartel también sugiere concurrir a otros establecimientos de la región, como los de Pacheco, Tigre, Zárate, Derqui o Santa Rosa, algo desde ya difícil para las futuras madres, tanto por el gasto como por el tiempo y la incomodidad de viajar en estado de gravidez. Además, sin ninguna certeza de que encuentren allí una respuesta distinta a la que les dan en Escobar.
Una historia repetida pero cada vez más complicada, a la que el gobierno provincial no termina de encontrarle la vuelta.