SR. DIRECTOR:
A los vecinos de Escobar, que merecen una respuesta de mi parte ante las palabras de la Defensora del Pueblo, la abogada Rocío Fernández, publicadas en este medio.
Y cuál es ese trasfondo que usted ve? ¿La ruptura del acuerdo político del año pasado entre el ARI de Escobar y el senador Roberto Costa?
Esa puede ser una variante, definitivamente. Habrá que esperar para verlo.
Mi respuesta: No ha habido ningún trasfondo político de mi parte en orden a la decisión de renunciar.
¿Cómo se enteró de la renuncia y qué impresión le causó?
Me enteré a través de trascendidos periodísticos. En cuanto a su decisión de haber renunciado vía Facebook, me parece poco seria. Lamento que su renuncia se haya dado en estos términos.
Mi respuesta: Yo renuncié ante el Honorable Concejo Deliberante, que fue el que me nombró. La abogada Fernández sólo me presentó ante el Concejo para recomendar mi nombramiento.
¿Cómo evalúa el desempeño de Zaffirio durante el año exacto en el que se trabajó como adjunta de la Defensoría?
En su especialidad, que es la Psicología, es una persona formada. Pero entiendo que por la estructura funcional de esta Defensoría, que todavía está en una etapa de formación, el rol de todos los que trabajamos tiene que ser tomado con amplitud, no se puede circunscribir a la materia en la que uno es especialista o tiene mayor afinidad. En ese sentido, todos tenemos que hacer un esfuerzo.
Mi respuesta: No sólo he tratado temas que tienen que ver con mi especialidad. A la vista están los variados expedientes en los que he tratado temas de todo orden. Los tengo documentados. Sería oportuna una auditoría en la Defensoría para comprobar esos dichos y los míos.
El primero de los cinco motivos que alegó en la renuncia son las faltas de respeto que sufría de otros empleados. ¿Le constaba esta situación?
Definitivamente no. Y sería oportuno que el Concejo Deliberante le pregunte concretamente a quién se refiere, porque me preocupa bastante que arroje acusaciones insustanciadas.
Mi respuesta: Me agradaría definitivamente que el Concejo me lo preguntara. Aunque sería optativo de mi parte concurrir o no, concurriré si así me lo pidieren, no tengo nada de qué arrepentirme. Ratifico todo lo dicho en mi renuncia. Ella conocía este tema.
También mencionó que “no compartía el modo de llevar adelante la defensa de los vecinos, sobre todo en temas importantes”. ¿Alguna vez se lo había manifestado?
No, jamás. Y es otra apreciación infundada y débil. De todos modos, este es un órgano unipersonal. No hay un codefensor ni un defensor suplente. Pero no sé a qué se refiere, porque no lo dice.
Mi respuesta: Hace meses que venía preparando una carpeta con temas preocupantes, que salían en los medios. Le he hecho comentarios y le he dejado la carpeta. Pero como no me ha firmado el recibido, no consta. En el llamado a audiencia pública por la construcción de un barrio cerrado ocupando los humedales, al cual fui porque me parecía un tema de interés para la Defensoría, la Defensora, al irse, me llama por TE y me dice: “No opines, no hables, no digas nada”. Tengo un testigo que escuchó pues puse mi TE en su oído.
Otro argumento que esgrimió Zaffirio es que percibía un “sueldo indigno” de 2.000 pesos…
Acá hay varias cuestiones. La primera es la palabra “indigno”, que me parece grave para quien desempeña un cargo en esta institución. Además, hay una contracción en torno a su fin altruista de ayudar al otro que invoca. Indigno es otra cosa. Con 2.000 pesos de sueldo muchos argentinos viven, dan de comer, educan a sus hijas y trabajan más de 6 ó 7 horas por día. No es prudente alegar esta cuestión, porque antes de asumir el cargo debería haber leído que la ordenanza establece que el sueldo del adjunto se equipará al del secretario legislativo de un bloque del Concejo Deliberante.
Mi respuesta: Yo no digo que mi sueldo fuera indigno, pero sí indigno para la función que cumplía. De todos modos, quiero dejar constancia de que cierto día, estando el Sr. Pablo Aiello, dueño del diario virtual Escobar News, en la Defensoría, y tratando el tema de la objeción que hacía el concejal Rognone acerca de la incompatibilidad de trabajar en su profesión y a la vez ser Defensora del Pueblo, cosa que me consta que la Defensora no hacía, el tema me tocaba de lleno a mí, pues debía de abandonar a mis pacientes en pleno tratamiento.
Tal es así que ante la presencia del Sr. Aiello yo le dije a la Defensora: “Rocío, no te preocupes, yo vengo a trabajar ad honorem como Defensora Adjunta”. Cosa que ella me dijo: “No Silvia, yo te nombro secretaria con funciones de adjunta y listo”. Acá hay un testigo presencial. Queda aclarado así que, aunque me parecía indigno el sueldo por la función que desempeñaba, era la tarea más excelente que alguien me podría haber ofrecido.
También se quejó de que usted le hacía firmar el libro de entradas y salidas del personal, imponiéndole un horario de 8 a 14 cuando otros empleados de la Defensoría no cumplían los mismos y tampoco trabajaban todos los días de la semana…
Eso tampoco es cierto. Sí lo que respecta al libro, por supuesto, todo el personal lo firma. Esto no es un club, es una institución pública.
Mi respuesta: Miente la Defensora, pues hay especialmente un empleado de la Defensoría que sí está bajo estos términos. También consta en el libro de firmas, libro que comenzó a implementar la Defensora hace un mes por sugerencia mía.
Dijo que usted no le dio lugar a los varios proyectos que le presentó. ¿Le merece algún comentario esa línea?
Voy a enviar al Concejo Deliberante copias de esos proyectos, que no traían aparejado ningún beneficio, solo una erogación de gastos para la Defensoría.
Mi respuesta: Yo también llevaré esos proyectos y expondré por qué no producirían gastos para la Defensoría, todo lo contrario, y considero que traen aparejados beneficios inimaginables para los ciudadanos de Escobar.
En la renuncia de Zaffirio también hay una frase inquietante, sugerente, cuando dice: “sé que todo lo que no pueda probar lo deberé callar”. ¿Le molestó?
No, la verdad que no me preocupa, porque no es una acusación seria. Si ha tomado la decisión de renunciar vía Facebook, realmente no me sorprende nada.
Mi respuesta: Con esta frase yo no estoy acusando a nadie, sólo digo que lamentablemente deberé callar lo que no puedo comprobar. Lo que sorprende es que la Defensora no sepa que renuncié ante el Concejo Deliberante, que es el que me nombró. Y la descalificación que me hace de que he renunciado vía Facebook es una prueba más de su forma de comunicarse.
Silvia Zaffirio
(Belén de Escobar)
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