Una vecina decidió hacer público el caso de un ex miembro de la institución que no puede acceder a sus haberes jubilatorios después de largos años de servicio porque, según afirma, no completan la certificación de su trayectoria.
Al Director de El Día de Escobar
Sr. Ciro D. Yacuzzi
De mi consideración:
Hace un tiempo dije que iba a contar una historia cierta. No lo hice antes porque el protagonista confiaba en la buena voluntad, en los valores humanos de los que compartieron con parte de las personas que deben acreditar parte de su trayectoria vocacional de servir a la comunidad.
Hoy que ya pasaron algunos años, viendo que no puede lograr su jubilación, un derecho tan básico que todos hoy logran con aportes o sin ellos (y sabemos que es así, porque cuando no alcanzan los años se pagan…), es que decido publicar su historia, solicitando que alguien le indique qué hacer.
Un bombero que ha corrido mucho ante un toque de sirena, o se ha subido a la carrera a un vehículo para llegar a tiempo a riesgo de su propia vida, espera de la institución Bomberos Voluntarios de Escobar el reconocimiento de los años (que fueron muchos), que con pasión, responsabilidad y amor entregó a su comunidad.
Muchos de los vecinos de Escobar lo conocen. Y ninguno, de seguro, lo han visto desempeñando ese rol de bombero voluntario.
Sin embargo, hoy espera que se resuelvan registros, firmas, que se conmuevan egos y poderes, para que actúen con justicia, con la misma nobleza que se exige como parte de los valores a los aspirantes.
Debe ser muy doloroso, habiendo formado a tantos jóvenes, hoy hombres, algunos ya jubilados con bombero de oro incluido, y otros que en la actualidad ejercen funciones, que no terminen de acreditar su trayectoria. Debe ser muy triste, debe ser muy desesperante…
Todo lo que he relatado estoy segura que pueden suscribirlo muchísimas personas. ¿Será que tendremos que organizar una campaña masiva de vecinos escobarenses para que hagan algo y destraben el proceso jubilatorio? Y tenemos que apurarnos antes de que no queden testigos de lo dicho.
Ah, para dejar claro: cuando pasó de activo a pasivo lo hizo porque la salud de su hijo requería más disponibilidad de horarios para transitar los tratamientos que necesitaba.
Todos le dicen “poné abogado”, “denuncia”. Y se niega con razón, ¿quién sería capaz de accionar contra los bomberos?
Ojalá alguien haga lo que corresponde. La jubilación de los bomberos las abona el IPS, no los cuarteles, y en la burocracia administrativa deben ponderarse los beneficios y los perjuicios que se ocasionan.
El bombero voluntario se llama Juan Eduardo Natalini (legajo N°081).
Sin más, saludo atentamente y agradezco la publicación de esta carta de reclamo en tan prestigioso medio.
María Susana Caro (Belén de Escobar)
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