El predio está a casi dos kilómetros de la ruta 26. El Municipio lo usa para arrojar ramas, pero está repleto de residuos de todo tipo.
A unas quince cuadras de la ruta 26, sobre la calle El Colibrí, en Maquinista Savio, existe un predio de 98 mil metros cuadrados que es usado como basural a cielo abierto y donde se arrojan todo tipo de residuos orgánicos e inorgánicos que estarían contaminando el suelo del lugar y también el curso de agua del arroyo Escobar.
Si bien hace tiempo que ese solar es utilizado para estos fines, recién ahora el caso sale a la luz y es tomado por una ONG ambientalista. Guillermo Ruckauf trabaja para una empresa de seguridad y personal a su cargo descubrió el lugar realizando una investigación para un cliente del barrio Alamo Alto, que se encuentra contiguo a un sector del basural.
El perímetro del predio -aparentemente fiscal- tiene un alambrado olímpico y un talud que impide verlo desde afuera. En su entrada por El Colibrí y El Ceibo -casi en el límite con Ingeniero Maschwitz- hay una garita de seguridad y una vivienda precaria para el sereno. Además, continuamente hay máquinas removiendo el suelo. Según pudo saber Ruckauf, es frecuente que ingresen allí camiones de la Delegación Municipal de Savio que supuestamente descargarían restos de poda y otros residuos verdes, con los cuales se rellenarían esas parcelas.
Sin embargo, “se ve claramente la gran cantidad de bolsas de nylon, tipo supermercado, conteniendo basura orgánica e inorgánica, tanto en el interior del predio como así también en terrenos linderos”, afirma Ruckauf. “Los vecinos del lugar expresaron que hasta hace poco ingresaban camiones transportando basura, pero que a raíz de una movilización el Municipio dice que traslada allí solamente ramas y pasto, pero no descartan que se siga llevando la recolección de residuos domiciliarios”.
“De ser así, esto traería aparejado un sinnúmero de situaciones altamente peligrosas, dado que pronto estaríamos sufriendo una alta contaminación tanto en el aire como en las napas de agua y sin olvidarnos de la reproducción de roedores, agregándose la irremediable presencia de moscas e indefectiblemente la detección de olores desagradables”, se explayó el denunciante.
También preocupada al respecto y corroborando la versión de Ruckauf se manifestó Ana Repetto, quien al enterarse de la problemática decidió recorrer el área afectada y se llevó una desagradable impresión. “El lugar, además de ramas, estaba lleno otros residuos y el olor era tremendo. Ahora entiendo por qué en las últimas crecidas el arroyo venía con tantas bolsas de nylon”, expresó la vecina a El Día de Escobar.
El caso ya motivó reuniones de vecinos y la intervención de la ONG ambientalista Los Talares, quienes solicitarán explicaciones al Municipio y analizan denunciar esta situación ante el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS).
Este medio intentó obtener respuestas del Ejecutivo que permitan comprender y aclarar el panorama, pero por ahora no surgió ninguna voz que aporte algo de información.
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