No se suspende por pandemia: La 57º Fiesta Nacional de la Flor será virtual

Cambia, todo cambia… dice la canción de Mercedes Sosa. Y así como todo cambia, que la Fiesta de la Flor cambie no es extraño, en este contexto de pandemia. Por eso, su 57º edición se realizará por primera vez de manera virtual, con una programación que incluirá interesantes e innovadoras propuestas diarias.

A pesar de las limitaciones por el Covid-19 y las exigencias propias del nuevo formato, la exposición mantendrá su calendario habitual. «Comenzará el viernes 26 de septiembre y finalizará el lunes 12 de octubre», le confirmó el presidente de la Fiesta de la Flor, Tetsuya Hirose, a El Día de Escobar

Desde que se declaró la cuarentena, en marzo, las fiestas populares quedaron canceladas por tiempo indeterminado en todo el país. Por eso, este tipo de celebraciones están migrando hacia las plataformas digitales, que les permiten mantenerse vigentes y también ofrecer una experiencia de participación distinta para la gente, acorde al avance de la tecnología y los consumos actuales.

La organización de esta nueva edición es realizada conjuntamente entre la sociedad civil Fiesta de la Flor y el Municipio, como ocurre desde 2016. Y aunque falta poco más de un mes y medio, la Subsecretaría de Turismo que conduce Hernán Zaccardi ya está teniendo un activo rol en la programación de las propuestas y la puesta a punto de la plataforma.

«La idea es que todos los días la gente pueda encontrar nuevas propuestas, tanto en el sitio oficial de la Fiesta de la Flor, que está siendo rediseñado, como en sus redes sociales, y reflejar de manera remota lo más fielmente posible todo lo que esta exposición representa», adelantó el funcionario a este portal de noticias.

También el Ministerio de Turismo de la Nación, la Subsecretaría de Turismo de la provincia, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y el Consejo Federal de Inversiones participan en distintos aspectos de este emblemático evento de la floricultora argentina.

La grilla no está cerrada, pero su estructura está bien definida. Desde ya, está prevista una ceremonia de apertura, sin público, que contaría con la presencia de las principales autoridades y sería transmitida en vivo. Esto, siempre y cuando las condiciones sanitarias del momento lo permitan.

Durante las dos semanas de la 57º edición se ofrecerán recorridas virtuales por los jardines del inmenso predio de la Ciudad Floral, espectáculos con artistas locales y contenidos audiovisuales temáticos, como talleres online y charlas sobre plantas y flores.

Uno de los tantos temas que todavía no se definieron pero se están evaluando es si se realizará la elección de la Reina Nacional de la Flor. La intención es no discontinuar este clásico certamen, que se viene haciendo año a año desde la edición inaugural, en 1964. Pero su realización estará sujeta a los protocolos sanitarios que rijan en esos días.

El desfile de carrozas, lógicamente, no podrá hacerse. Así como tampoco habrá elección de la Reina Nacional Infantil del Capullo, una tradición que se suspendió en 2019 y que ya no será retomada.

La experiencia participativa será, por supuesto, muy distinta. Con la imposibilidad de disfrutar de manera presencial los colores y aromas de esta encantadora exposición, pero también con la chance de seguirla desde cualquier parte del país y del mundo a través de las múltiples opciones que ofrece la virtualidad. Algo distinto, sin dudas, con pros y contras, pero tan diferente como todo lo que está pasando en este 2020.

«Estamos invitando a todos los viveros del país que quieran mostrarse, para darle el carácter federal posible que le corresponde a una fiesta nacional. Queremos que se difundan y que la gente vaya a comprar flores y plantas. También será una vidriera para impulsar a todos los artistas locales que participen», señaló Zaccardi.

Dejar de lado su formato habitual y adaptarse forzosamente a las circunstancias será un nuevo desafío para la Fiesta de la Flor, que no se marchita ni en pandemia y florecerá nuevamente este año, contra todas las adversidades.

Por Ciro D. Yacuzzi