En 2002 generaba desconfianza. Ocho años después, todo un pueblo está de duelo por él. ¿Qué pasó en el medio? Por Ricardo Choffi.
Aquel Néstor que despertaba desconfianza en 2002 por algunos elogios hechos a Menem y Cavallo en los ‘90, disimulados por sus seguidores, exagerados por detractores. Apenas ocho años después, todo un pueblo está de duelo por él. Aquella Cristina que irritaba cuando, caprichosa, le negaba apoyo en el Senado al tambaleante gobierno de Duhalde cuando el país se incendiaba, ocho años después miles de jóvenes se movilizaron en su defensa y contención.
¿Qué pasó en el medio? Pasó un resumen de la historia de Argentina y Latinoamericana. Pasó Perón, dignificando el salario y fortaleciendo los sindicatos. Pasó el Che, redactando la Ley Federal de Educación. Pasó Jauretche, imponiendo retenciones a los tilingos de la Rural. Pasó Scalabrini Ortiz, cancelando en un pago la deuda con el FMI. Pasó John William Cooke, votando la Ley de Medios. Pasó Salvador Allende, descolgando los cuadros de los asesinos y golpistas.
Pasó San Martín, abrazando a los presidentes de Venezuela y Colombia, evitando una guerra estúpida entre hermanos. Pasó García Lorca, recitando en versos la Ley de Matrimonio Igualitario. Paso el tío Cámpora, nacionalizando las jubilaciones. Y pasó Evita, anunciando la Asignación Familiar por Hijo.
Imposible empezar en Néstor y no terminar en Evita, hasta sus muertes se pueden comparar en el poema “Eva” que María Elena Walsh dedicó a la abandera de los humildes y que por mi incapacidad de escribir uno propio me tomo la insolencia imperdonable de adecuarlo a esta fecha.
“Y el pobrerío se quedó sin padre
llorando entre faroles sin crespones.
Los grasitas con el corazón rajado,
rajado en serio. Huérfanos. Silencio.”
Interrumpe el duelo un desganado comunicado, publicado en El Día de Escobar, del Partido Justicialista local, hoy en poder del enemigo, entregado sin luchar y por migajas (¡si supiera Néstor!). Recordando el origen paufista de algunos de sus nuevos ocupantes, María Elena les dedicaría:
“Sombríos machos de corbata negra
sufrían rencorosos por decreto.
Y el odio entre paréntesis, rumiando
venganza en sótanos y con picana.”
Sé que el anterior párrafo puede estar de más en un homenaje, pero como dijo el compañero Hugo Chávez: “Llorarlo no alcanza, hay que seguir su legado”.
Nestor Kirchner:
“No sé quién fuiste, pero te jugaste.
Torciste el Conurbano a Plaza de Mayo,
metiste a las jóvenes en la historia de prepo,
arrebatando los micrófonos,
repartiendo venganzas y limosnas.
Tener agallas, como vos tuviste,
fanático, leal, desenfrenado,
se dio el lujo de coronarse por los sumergidos.
Agallas para hacer de nuevo el mundo.
Tener agallas para gritar ¡basta!,
aunque nos amenacen con cañones”.
Hasta la victoria…
Por Ricardo F. Choffi
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