En febrero se enteró del casting de La Voz Argentina cuando a su vuelta del Festival de Baradero le hacían una nota para un canal de televisión local. Ignacio Leguizamón (18) -o simplemente “Nacho”- fue con un amigo hasta el hotel Sheraton de Retiro e interpretó una canción de folklore, lo que mejor sabe hacer. Pero cuando le preguntaron si no tenía algo “más pop” para cantar, se desilusionó y se estaba volviendo a su casa de Garín, pero sorpresivamente lo llamaron para seguir participando.
De a poco fue superando todas las etapas, obstáculos y “batallas” que propone el formato de Telefé conducido por Marley. Soledad Pastorutti lo seleccionó para ser parte de su equipo escuchándolo cantar “a ciegas”, es decir sin verlo, eligiéndolo sólo por su voz. Desde ese momento, siguió avanzando en La Voz, con grandes posibilidades de convertirse en ganador.
El joven Leguizamón tiene su propio club de fans, “Las Nachitas”, que se conformó en Facebook hace poco más de un año y ya cuenta con mil amigos, muchos de los cuales lo siguen al canal para presenciar sus shows y apoyarlo. Además, desde la página hacen campaña para que el público lo apoye vía mensaje de texto, algo que necesita para seguir en carrera.
Nacho todavía está cursando el secundario, pero ya cuenta con una amplia experiencia en la escena folklórica. Empezó a dúo con su padre, Ricardo, con quien formaron Los Leguizamón y tocaron durante cuatro años tanto en escenarios garinenses como en festivales. Luego Nacho emprendió su camino formando su propia banda.
“Con estar en la tele ya gané, llegue o no a la final, porque tanto la Sole como el otro coach, Pablo Cordero, nos están enseñando muchísimo. Yo nunca estudié y esto me sirve un montón. Vi un impresionante cambio en mí en este tiempo. Si me tengo que ir del programa hay que seguir remándola y usar esta chapa para continuar”, expresó con respecto a cómo vive esta experiencia.
Además, agregó que la vida le cambió y que la gente lo reconoce por la calle: “Lo peor es subir al colectivo y tener una señora enfrente que te mira fijo, un señor que te respira en la nuca y una parejita al lado diciendo: ‘¿Es él?’ Me tengo que cuidar que ningún novio me meta una trompada porque las chicas me miran”, comenta sonriente.
En Garín todos alientan por él, que en cada presentación no se olvida de saludar a su localidad y retribuir desde la pantalla el afecto y la popularidad que está recogiendo. Nacho, no sin suspenso, sigue avanzando y soñando con ganar. Aunque él ya siente que ganó más de lo que hubiera imaginado.