Garín dijo basta. Cansados de una escalada de asaltos que parece no tener techo, unos 500 vecinos participaron este viernes 29 a la noche de un cacerolazo contra la inseguridad, convocado a través de redes sociales y carteles en locales comerciales. En la comisaría, las autoridades policiales achacaron la situación a la falta de personal.
Los manifestantes se concentraron a partir de las 18 en el reloj del boulevard Perón y Fructuoso Díaz. No eran más de 200 los que minutos antes de las 19 iniciaron la marcha hasta la comisaría, a quienes se fueron plegando otros tantos vecinos sobre la avenida Belgrano y la plaza homónima. Mientras que algunos llevaron sus cacerolas y las hicieron sonar durante toda el recorrido, otros portaban carteles con las consignas del reclamo. “Queremos seguridad, basta de impunidad”; decía uno de la escuela 24, del barrio Cabot. “¿Qué pasa en Garín?”, planteaba otro.
“Estamos peor que nunca, roban todo el tiempo y en todas partes: casas, comercios, escuelas, en la calle. Ya no se puede salir sin miedo. No podemos seguir así”, expresó Ana, una de las manifestantes, a El Día de Escobar. Y Héctor, que marchaba al lado suyo, acotó: “Esto no es algo político, acá somos todos vecinos que estamos hartos de vivir a manos de los delincuentes”.
Al llegar a la seccional, un grupo de vecinos expuso los fundamentos de la protesta a las autoridades: el jefe distrital, Marcelo Guerra, y el flamante jefe policial de Garín, Rubén Carpignano. La respuesta que les dieron los comisarios fue -palabras más, palabras menos- que hacen lo que pueden con los pocos recursos que tienen. No obstante, se comprometieron a gestionar más personal y móviles y anunciaron que habrá operativos especiales en diversos barrios, con grupos de apoyo de otras dependencias, en un intento por contener la creciente escalada.
Sin embargo, la solución de fondo parece lejana. Y por eso los vecinos quedaron en volver a convocarse el viernes 13 de julio, para realizar una nueva marcha y mantener la presión sobre las autoridades hasta que puedan advertir que algo empieza a cambiar.
Fotografías: Gentileza El Garinense