Cada vez más comercios locales se suman a la popular aplicación, que cambió la tradicional modalidad de envíos a domicilio. Decenas de repartidores vestidos de rojo circulan por la ciudad al mediodía y de noche.
La marea roja llegó a Escobar. No con la magnitud que tiene en Capital Federal, pero desde hace varias semanas se ve circulando por el centro de la ciudad a decenas de repartidores de PedidosYa. La aplicación de delivery online plantó bandera y los comerciantes lo aprovechan.
Gestada por dos jóvenes estudiantes uruguayos, esta millonaria idea prendió rápidamente en toda la región. Así fue como llegó a Argentina y hace poco más de un año comenzó a aparecer lentamente en el partido de Escobar.
El celular y la PC le quitaron el lugar de privilegio a la llamada telefónica. Lo que antes se acostumbraba a pedir con una llamada, ahora se hace de manera virtual. En ese universo conviven usuarios y vendedores, ya sin necesidad de dialogar. Ahora, la comunicación es digital.
Ya en 2018, varios comercios locales se aggiornaron y se incorporaron al sistema de delivery online (ver nota acá). En ese entonces, la mayoría solo permitía el pago en puerta, con efectivo y con repartidores propios.
Ahora, muchos comercios que venden sus productos en la popular plataforma aceptan el pago online. Además, diariamente se ve a los motoqueros con la campera roja y la clásica mochila cuadrada, ya sea circulando por el centro de la ciudad o parando en los negocios donde deben retirar los pedidos.
El sistema es simple: el usuario pide algo a un negocio en la plataforma, el comercio recibe la notificación a través de una cuponera que emite tickets con el detalle de lo que se solicitó y el repartidor recibe en su celular la información de dónde debe recoger el pedido y dónde entregarlo. El costo del envío corre por cuenta del cliente.
Desde las conocidas cadenas de comida rápida hasta pizzerías locales y tradicionales bares y restaurantes. Casi todos figuran allí. Incluso, algunos negocios que están por fuera del rubro, como carnicerías y casas de pastas.
El surgimiento de este tipo de trabajos fue un alivio en plena crisis económica para cientos de personas que no encontraban una salida laboral. Lo mismo aplica para el caso de Uber. Sin embargo, sus dudosas condiciones y la escasa reglamentación a la que se exponen sus empleados son el fiel ejemplo de la precarización laboral de los últimos años.
Por Alejo Porjolovsky