Los argentinos somos propensos a desarrollar ideas o propuestas sobre políticas públicas en mesas de café o familiares, pero muy pocas veces, o casi nunca, las hacemos ante el ámbito gubernamental adecuado, con la posibilidad de ordenarlas y ejecutarlas.
Esta situación me llevó a preguntarme por qué esto era así. Y para ello partí de dos ideas: la primera, que existiría la posibilidad de que no nos interese la cosa pública, pero rápidamente la deseché, ya que fervorosamente siento y creo que desde 1983 a la fecha los argentinos somos defensores acérrimos de la democracia e instituciones de la república; la segunda, la paradójica idea de que, a pesar de encontrarnos en la era de la comunicación, estaríamos incomunicados.
Entonces, me apresté a investigar sobre la existencia de alguna herramienta útil, no burocrática, ni despersonalizada, que utilizada funcionalmente en otros municipios bonaerenses haya acercado fácilmente al vecino y sus propuestas con sus legisladores.
En esa búsqueda, me di cuenta de que en muchos concejos deliberantes existía y se aplicaba una ordenanza que regulaba “La Banca 25” o “Banca del Pueblo” como mecanismo de participación ciudadana destinado a recepcionar opiniones, propuestas y/o reclamos, cuyo norte está encaminado a la futura implementación de políticas públicas en la comuna, resultando de esta manera -«la banca 25»- una herramienta normativa útil de la democracia para que los ciudadanos con interés altruista ocupemos, aunque sea por diez minutos, un lugar con voz directa en el Concejo Deliberante, en forma conjunta con los veinticuatro concejales, con la finalidad de poder exponer un tema de interés para nuestra comunidad.
Espero que la Presidencia del Concejo Deliberante de Escobar o alguno de los ediles en funciones se sienta interesado en esta nota de opinión, dando el punta pie inicial para que en un futuro cercano todos los escobarenses podamos ejercer un nuevo poder, la voz directa del pueblo, lugar donde todo siempre comienza.
Por Pablo Cos
Abogado y vecino de Garín