La lucha de la única escuela isleña de Escobar para impedir que la cierren

Está a orillas del río Luján y en su predio funcionan la Primaria N°22, la Secundaria N°17 y el Jardín Nº1, con una matrícula de 150 alumnos. Por orden provincial, debieron reducir y unificar cursos. “Retrocedimos veinte años”, afirma su directora.

lunes 05 febrero, 2024

Movilizados. Docentes, padres y alumnos concurrieron al Concejo Deliberante, que respaldó su reclamo.

Está a orillas del río Luján y en su predio funcionan la Primaria N°22, la Secundaria N°17 y el Jardín Nº1, con una matrícula de 150 alumnos. Por orden provincial, debieron reducir y unificar cursos. “Retrocedimos 20 años”, afirman.

Con una mezcla de tristeza y bronca transitan sus días los docentes, alumnos y padres de la única escuela isleña del partido de Escobar. La institución, con más de 80 años de vida, se vio abruptamente reducida al inicio de este ciclo lectivo, donde debieron fusionar cursos, y ve amenazada su continuidad.

Por eso mismo, muchos de ellos dijeron presente este miércoles en la sesión del Concejo Deliberante, donde se aprobó por unanimidad una resolución en apoyo al reclamo de la comunidad educativa situada a orillas del río Luján, donde funcionan la Secundaria N°17, la Primaria N°21 y el Jardín de Infantes Rural y de Islas N°1, con una matrícula de 150 chicos que asisten en jornada completa y reciben allí desayuno, almuerzo y merienda.

“Este año nos encontramos con esta situación de cierre de secciones porque nos dicen que faltan alumnos. No es una escuela hueca o vacía, tiene alumnos, docentes y la estructura básica para poder brindar lo necesario. No se le puede pedir a una escuela isleña o rural que tenga una determinada cantidad de chicos igual que una de continente”, explicó Patricia González, la directora del establecimiento, a El Día de Escobar.

“En cada salón hay 20 chicos y se hacinan, pero lo peor es que cada grupo tiene un solo docente dándole clases a dos grados a la vez, con las características particulares de cada alumno y sus condiciones sociales, afectivas y económicas”, agregó.

En el patio. La escuela lleva ochenta años formando a chicos y adolescentes de la isla y alrededores.

La situación actual, en la que hay maestras y profesores en disponibilidad y aulas vacías, pudo haber tenido su disparador a fin del año pasado, cuando desde la Provincia se bajó la orden de no inscribir a alumnos que no vivan en la isla por “no poder garantizar el transporte”, en un correlato con lo que pasa en otros colegios de la zona del Delta, que el gobierno bonaerense encabezado por María Eugenia Vidal tendría pensado cerrar.

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“La gobernadora dijo que quiere agrupar a las escuelas que tienen poca matrícula para evitar los pluriaños y optimizar recursos, pero hace todo lo contrario con nosotros. Ella habla de calidad, algo que para nuestros alumnos no existe con un pluriaño de 27 chicos por más buena voluntad que un docente ponga”, manifestó Adriana Brandán, maestra de la primaria.

“Nosotros nunca tuvimos una observación de la POF (Planta Orgánica Funcional), cuando siempre a esta altura del año se nos pide una información donde se menciona la cantidad de alumnos y secciones, ni siquiera un pre aviso. Nos achicaron la escuela y nos hacen volver 20 años atrás”, graficó la directora.

Matrícula en peligro. Al establecimiento concurren 150 alumnos en los tres niveles.

Para colmo, la gente de la escuela manifestó que hay docentes que deben cumplir su horario de ocho horas diarias y cobran su sueldo, pero no pueden tener cursos ni dictar clases. “Eso es optimizar recursos para Vidal”, ironizó Brandán.

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“Siento bronca y vergüenza por ver de la noche a la mañana a tantos chicos amontonados en un salón. No se los debe contar como números, porque la educación es lo primero y sin ella no hay futuro, ni una convicción para que puedan enfrentarse a lo que suceda mañana. No veo la necesidad de que tengan que padecer esto”, expresó dolorida Elsa Alegre, madre de dos alumnos.

La comunidad de la única escuela isleña del partido de Escobar se mantiene en lucha, consciente del refrán que dice que cuando una escuela se cierra, un arroyo se seca y un pueblo desaparece. “Sabemos que esos territorios del Delta son muy requeridos para emprendimientos inmobiliarios. La ecuación es sencilla y sabemos nuestro futuro si estas decisiones políticas siguen avanzando”, afirma la docente Gabriela Benchat. Y González concluye: “Aunque no vivimos todos en la isla, nos sentimos parte y vamos a seguir defendiendo esta escuela a cómo dé lugar”.

Por Alejo Porjolovsky

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