La escobarense Yanina Minaglia arrasó en el triatlón de San Pedro

Tratando de volver a la normalidad deportiva, el domingo se corrió la segunda edición del triatlón de San Pedro, en Vuelta de Obligado, organizado por el departamento de atletismo de la Liga Sampedrina (LDS).

Con la participación de más de 100 deportistas, la prueba fue sprint y contó con 750 metros de natación sobre el río Paraná de las Palmas, 20 kilómetros de ciclismo y 5 de pedestrismo, sobre el camino Lucio Mansilla.

La escobarense Yanina Minaglia fue la ganadora entre las mujeres, con un tiempo de 1h04´15´´para completar el trazado sampedrino. Le sacó una gran diferencia a su escolta Brenda Osso: nada menos que 5 minutos, muchísimo en una prueba de triatlón.

Ente los hombres se impuso Diego Lapola (Castelar), con un tiempo de 58 minutos. Detrás quedaron Agustín Leiro y Santiago De Ghio.

“Me estaba preparando para ir al tria de Mar del Plata, pero se suspendió y este surgió medio a último momento. Se liberó una plaza y me pude anotar. El mes pasado había corrido otro de distancia corta en Baradero y también gané, así que fui a San Pedro con la expectativa de mantener o mejorar los ritmos”, le explicó Minaglia a El Día de Escobar

y El Deportivo Web sobre su participación en la prueba.

Sus tiempos fueron: 1´24´´cada 100 metros en el agua, 36,6 km por hora en bicicleta y 3’58 km el promedio en trote. “En el río no fue corriente a favor, era agua quieta. En la bici mucho viento, complicado para ir acoplado, y en la parte de trote mantuve el ritmo que venía haciendo. Traté de anotarme en cada carrera que hubo postcuarentena. Así pude correr en Junín, donde gané, y en Azul, que fui 2º pero hice mi mejor tiempo”, señaló la deportista tras sus últimos desempeños

Su próximo objetivo es el triatlón half de Concordia, el domingo 25, que hasta ahora se hace. Allí serán 1.900 metros de natación, 90 kilómetros de ciclismo y 21k de pedestrismo. “Aproveché la cuarentena para entrenar mucho, mejorar técnicas y ganar potencia. Ahora se ve el resultado”, confesó, feliz.

Por Javier Rubinstein