El recuperado centro de artes, cerrado en 1970, reabrió sus puertas con una maratón de títeres para 450 espectadores.
A cuatro décadas de su última película, el salón central del antiguo cine Gloria volvió a abrir sus puertas este sábado 14 con una maratón de títeres que seguramente quedará guardaba en la retina y el corazón de los grandes y chicos que le dieron al espectáculo su justo marco.
La convocatoria era para las 15.30, pero desde una hora antes empezó a llegar un público donde los abanderados eran los chicos. Edgardo Schneider, padre de Melisa, encargada de la coordinación general del evento, contó pacientemente la presencia de 300 chicos y 150 adultos.
Hacía 41 años que ese espacio de la cultura había cerrado sus puertas por última vez, allá en 1970. Los adultos mayores de Ingeniero Maschwitz recuerdan con mucha claridad cómo el esplendor del séptimo arte fue apagado por el tiempo, las crisis económicas y el olvido.
Pero llegó un día en el que casi por sorpresa volvieron a abrirse esas puertas a la cultura en el corazón del pueblo, frente a la plaza y la estación de ferrocarril.
Ya no hay butacas ni techo. Hay un piso de cemento alisado y árboles que dan una sensación de ruinas y misticismo a un edificio de los años mil novecientos. En ese marco, y con la atención de los cientos de chicos puesta en el escenario, comenzó la obra “La Revoltosa”. Las sonrisas se iluminaron con las ocurrencias y la música de este espectáculo de primer nivel. Una ola de aplausos culminó el gran momento. Trescientas facturas y muchos litros de chocolatada fueron arrasadas por los chicos y chicas durante el intermedio.
Después fue el turno de “La Gota de Mate”. Otra hermosa obra de arte, entretenimiento y conciencia. El bien y el mal estuvieron representados en los personajes del panadero y el diablo. En un momento, el diablo quiso sacar la cultura del antiguo Cine Gloria, pero los 300 chicos cantaron a coro “el cine es de todos, el cine es de todos”, sellando con la pureza de sus emociones una sensación que es promovida por el Colectivo Cultural, la ONG que con mucho esfuerzo lleva adelante la recuperación de este espacio.
Puertas abiertas
Desde el 20 de marzo, día en que comenzaron los trabajos de recuperación del cine, los colectiveros –como les gusta que los llamen- insisten a quien quiera oír: “Acercate, participá”. Eso decía la bandera que colgaron en la fachada aquel primer día, lleno de sueños y adrenalina.
Menos de dos meses después se abrieron las puertas para que la gente y su cultura se potenciaran exponencialmente en un espacio de libertad recuperado en Ingeniero Maschwitz. Hay mucho por hacer todavía y muchos recursos por conseguir. “Acá estamos gracias al apoyo de todos. La gente se acerca porque sabe que este espacio es para todos y todas”, expresa Sebastián Zunino, colectivero. Se puede colaborar de múltiples formas, sólo hay que preguntar acercándose a El Dorado 1518 o a través de la página web del Colectivo Cultural.
“Hermoso encuentro. Gracias por tanto amor, compromiso y pertenencia. Es emocionante ver la alegría de los niños y de los grandes”, le decía Lorena Brola a los colectiveros. “Hoy vimos la integración social de la que hablamos siempre. Todos compartiendo, unidos en un lugar donde no hay barreras económicas para participar y construir nuestra propia cultura. Estamos haciendo un sueño realidad en este recién nacido centro cultural”.
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