El popular cantautor Ignacio Copani visitó este jueves 6 el Centro Cultural “Macacha Güemes”, en Belén de Escobar, donde brindó una charla dirigida a integrantes de bandas locales en la que contó aspectos desconocidos de su trayectoria, habló sobre el rol del artista en la actualidad y deslizó un puñado de interesantes conceptos.
“Los músicos tenemos que expresar más nuestras ideologías en los contenidos. El mensaje de nuestra cultura popular está muy atrasado respecto a lo que pasa en América Latina. Tenemos que profesionalizarnos en la seriedad de nuestros reclamos, sino el reclamo se desvanece”, afirmó el autor de Lo atamo con alambre, Cuántas minas que tengo, Cacerolas de teflón y otras conocidas canciones.
“Todos comenzamos a manifestarnos con un instrumento para comunicar algo. Es un desafío muy grande que no termina con la canción. Hay que convertirse en un gestor cultural”, expresó.
Asimismo, remarcó que “la capacitación es fundamental, incluso ahora con el auge de la tecnología, que nos ayuda en infinidad de cosas, pero también nos resta un poco de autoexigencia. El estudio debe ser constante, nunca debe terminar”.
Acompañado en la charla por el referente del centro cultural escobarense, Ariel Sujarchuk, el artista cuestionó que “los músicos no somos reconocidos como trabajadores. Hay un esquema diabólico que nos trata como vagos, como hippies que no merecen la consideración de una remuneración. Por eso es fundamental estar organizados. Debemos luchar para tener nuestro lugar en las señales de televisión, en el marco de la nueva Ley de Medios Audiovisuales”.
“En este tiempo nuevísimo que estamos viviendo han cambiado un montón de paradigmas y tenemos que aprovecharlo. Tenemos una oportunidad distinta para interpelar al poder que verdaderamente nos pueda abrir un camino diferente, a nuestras entidades de cultura de cada lugar, a los medios de comunicación, porque hasta hace un tiempo solamente podíamos tener para pensar en una trascendencia que te permita laburar, en tener algún contacto con Sony Music, con BMG, con EMI”.
En otro pasaje del encuentro, Copani habló sobre su trayectoria, se definió como “un trovador” y recordó sus orígenes: “Soy de Ramos Mejía, algo así como ‘La Matanza Hollywood’, y desde chico soñaba con ser músico. Mi vieja era cantante de flamenco y llegó a actuar en una película junto a Hugo del Carril”. “Comencé a estudiar guitarra en un instituto del barrio con la idea de poder sacar ‘Sapo Cancionero’. Estuve los primeros seis meses sólo con teoría y solfeo. Recuerdo que rendía examen todos los años en el conservatorio Manuel de Falla. Además, estudié con una concertista, aunque lo más revelador en mi formación fue haberme capacitado con el padre de Lito Vitale, quien me hizo ver la música desde otro plano”.
“Nunca fui de ninguna vanguardia de la música, sino que como muchos artistas populares he recibido la influencia de distintos géneros, estilos y por suerte la creación es lo que me ha llevado a estudiar más, cuando ya no podía hacer canciones con tres acordes tenía que conocer el cuarto, sino me aburría”, expresó entre risas.
“Las falencias que tengo como músico son las lógicas de alguien que no trabaja para agrandar su destreza sino para poder ofrecer el testimonio más claro de lo que uno piensa, tanto en una canción liviana, divertida, o en una canción que toque situaciones o personajes para un análisis más profundo”.
Finalmente, un tema que no quedó fuera de su amena charla fueron los reality shows musicales: “No recomiendo nunca a los jóvenes lo de estos reality-castings maléficos, porque creo que son carne de diván. Porque además lo que están convocando es a alguien que se quiera meter adentro del muñeco de Barney. No es que quieren descubrirte a vos, ellos ya tienen un esquema, ejemplo de esto son los grupos Bandana o Mambrú”.