Una extraña y por demás confusa situación se vivió este viernes al mediodía en inmediaciones de la terminal de ómnibus de Belén de Escobar, cuando funcionarios e inspectores municipales desplegaron un operativo para clausurar el paseo de compras Rivadavia pero se retiraron del lugar abruptamente y sin concretar el cierre del complejo.
Habían pasado unos minutos de las 13 cuando la calle Rivadavia al 500 se llenó de móviles policiales y de la Patrulla de Prevención Comunitaria. Mientras algunos efectivos se abocaron a la tarea de desalojar a los clientes de la feria, otros se apostaron en los accesos para impedir el ingreso de más gente. Al mismo tiempo, los puesteros iban guardando la mercaderría y cerrando sus locales con desconsuelo y perplejidad, sin entender qué estaba pasando.
En ese interín se produjo un incidente que no pasó a mayores: una mujer trató de robar prendas de vestir de un puesto y otras personas lograron reducirla entre forcejeos y gritos. Finalmente, el personal de seguridad la esposó y la condujo a la comisaría.
Frente a la entrada principal de la feria estaban el flamante secretario de Inspección del Municipio, Sebastián Rey, y el director general de Inspección, Marcelo Ronconi. “Recibimos una denuncia por infracción a la ley de marcas y estamos actuando en consecuencia”, explicó Rey a El Día de Escobar. El funcionario se excusó de dar más declaraciones en ese momento y prometió hacerlo una vez que termine el procedimiento, pero no lo hizo.
Rey también habló con el propietario del complejo, el concejal oficialista Daniel Tossio, quien se mostró desconcertado por la situación. “No entiendo lo que están haciendo. Además, cada puesto está habilitado individualmente ante el Municipio, no pueden clausurar toda la feria”, expresó casi al pasar, también pidiendo tiempo para ampliar sus dichos.
En medio de ese generalizado clima de confusión, y tras haber colocado varios carteles de clausura, tanto inspectores como funcionarios y agentes de seguridad se retiraron abruptamente del lugar sin haber completado el operativo. Fue así que los puesteros no tardaron en volver a levantar sus persianas y todo volvió a la normalidad, como si no hubiera pasado nada.
La casi absoluta falta de información oficial sobre este raro suceso despertó, como era de esperar, variadas interpretaciones. La más extendida, que se trataría de un “pase de factura” para Tossio, cuya relación con la cúpula del oficialismo local no estaría pasando su mejor momento.