Escobarense de cuna, fue comerciante, concejal, funcionario municipal y fanático de Independiente. Era un vecino querido y respetado por sus convicciones e integridad. Tenía 68 años y padecía una enfermedad terminal.
Escobarense de cuna, fue comerciante, concejal, funcionario municipal y fanático de Independiente. Era un vecino querido y respetado por sus convicciones. Tenía 68 años y padecía una enfermedad terminal.
A la edad de 68 años y víctima de una enfermedad terminal, falleció esta madrugada el vecino Roberto Cruz, quien era muy conocido y querido por su actividad política y social en Belén de Escobar.
Los escobarenses más antiguos recordarán su tienda Sabu, que estaba en la avenida San Martín y Patricia Mendocinas, donde vendía ropa unisex y tenía un anexo de peluquería para hombres atendida por él mismo. En el negocio lo acompañaba su hermana Marta, con quien estaba asociada.
En los años ’90 se incorporó a la vida política del distrito, primero como militante y luego como candidato de la Unión Cívica Radical. Fue electo concejal y desde su banca presentó numerosos proyectos, algunos incluso ambiciosos para aquella época, como convertir en boulevard la por entonces polvorienta calle 9 de Julio -obra que años después concretó Luis Patti en la Intendencia- o construir una playa de estacionamiento bajo la plaza principal de la ciudad.
Tras su paso por el Concejo Deliberante se alineó en las filas del pattismo y se desempeñó en diversas áreas del Municipio. Fue jefe de Personal, de Inspección General y de la Dirección de Tránsito.
Más adelante tuvo un corto paso por el PRO y después por el Frente Progresista, por el que fue candidato a concejal en 2013.
Otro aspecto muy conocido de su vida fue su pasión por el fútbol y por Independiente de Avellaneda. Hincha fanático y leal, fue uno de los fundadores del Círculo Universo Rojo de Escobar, la peña que reúne a los seguidores del Rey de Copas.
En el último tiempo también solía vérselo atendiendo dos conocidas tiendas masculinas de la ciudad, como Brumell y Henry Sport, de cuyos dueños era no solo amigo sino alguien de inigualable confianza.
Nativo de Escobar y descendiente de doña Eugenia Tapia de Cruz, estaba casado con Beatriz Gnemmi y tenía cinco hijos: Mariana, Angélica, Iris, Eugenio y César.
Luchador incansable de causas justas, dueño de una integridad moral intachable y escobarense de pura cepa, la noticia de su fallecimiento causó una profunda tristeza en la comunidad, que le dio el último adiós en una sala velatoria ornamentada especialmente con camisetas de Independiente y cartelitos con algunas de sus frases de cabecera.
Se fue un ser querido, respetado y admirado. Un hombre de ley.
Por Ciro D. Yacuzzi
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