Fue el primer presidente de la Cámara de Comercio de Escobar, en 1975, y llegó a estar a cargo de la Gobernación del Club de Leones. También fue directivo de la Fiesta de la Flor. En julio había sido declarado ciudadano ilustre.
Tras permanecer internado varias semanas en una clínica del barrio porteño de Flores, falleció este lunes a la tarde el vecino Héctor Mario Alvarez, de 90 años, un hombre que en la plenitud de su vida se destacó como prolífico comerciante y activo dirigente social de Belén de Escobar.
Su salud empezó a resentirse seriamente a partir de un ACV que sufrió hace unos años. Aún así, en julio había participado de un acto donde fue distinguido como ciudadano ilustre por el intendente Ariel Sujarchuk. Fue en el mismo acto en el que se inauguró la remodelación de la plazoleta de Tapia de Cruz y Colón, de la que fue uno de sus creadores.
Descendiente de una de las primeras familias que pobló Belén de Escobar, era el segundo más chico de trece hermanos, condición que le marcó para siempre el mote de “Bebé”. Su madre fue la recordada docente María Angélica Serantes, cuyo nombre lleva una calle de la ciudad.
Se dedicó al comercio y entre la década del ’60 y fines de los ’80 estuvo al frente de Casa Alvarez, un emblemático negocio de artículos para el hogar que estaba sobre la calle Rivadavia, a metros de la terminal.
Mediante su pujante participación en diversas entidades intermedias, «Bebé» encontró una manera de contribuir con la comunidad en la que nacieron él, tantísimos antepasados suyos y su descendencia.
En 1966, junto al odontólogo Humberto Miranda, fue uno de los fundadores y primeros presidentes del Club de Leones de Escobar. Después fue jefe de región y gobernador de distrito de la red internacional de servicio comunitario creada por Melvin Jones.
Con Virgilio Campana, Eduardo Caramp y Ricardo Morandi creó la “Comisión de Amigos de la calle Rivadavia”, en la que los comerciantes ponían dinero para organizar concursos y realizar los corsos de carnaval, que en verano congregaban al pueblo escobarense a lo largo de las cuatro cuadras que van desde 25 de Mayo hasta Estrada.
Además, en agosto de 1975 fue elegido como primer presidente de la actual Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Escobar, que condujo hasta 1977. En esa misma década también se fundó la Asociación de Entidades de Bien Público de Belén de Escobar, de la que fue titular, artífice de realizaciones como la plaza de Tapia de Cruz y Colón y el demolido monumento de homenaje a los bomberos en la plaza San Martín, entre otros proyectos.
Como si fuera poco, perteneció durante veinticinco años a la Comisión de Eventos de la Fiesta Nacional de la Flor.
Estaba casado con Nora Elsa Marcazzó, su compañera de toda la vida, y tenía tres hijos: César Mario, Héctor Hugo y Adriana Nora.
«Para mí, todo tiempo pasado no fue mejor. En los años ’30, Belén de Escobar era un pueblito que no avanzaba, no era nada. Sólo había asfalto en los alrededores de la estación del ferrocarril. Antes era todo campo, pero empezó a crecer en forma extraordinaria», decía en una entrevista que la revista DIA 32 le hizo en 2010.
Sus restos fueron velados en una cochería de la avenida San Martín hasta este martes al mediodía, desde donde fueron trasladados hasta el cementerio privado de la ciudad para recibir cristiana sepultura.
Por Ciro D. Yacuzzi