“Escuela pública cuestionada”

SR. DIRECTOR: Me dirijo a usted a propósito de un correo de lectores con contenido ofensivo publicado por El Día de Escobar con fecha 14 de marzo. No lo hago con el objeto de refutar un anónimo, porque así califica el escrito en tanto “la firmante” no expone su documento de identidad, tal como es […]

lunes 05 febrero, 2024

SR. DIRECTOR:

Me dirijo a usted a propósito de un correo de lectores con contenido ofensivo publicado por El Día de Escobar con fecha 14 de marzo. No lo hago con el objeto de refutar un anónimo, porque así califica el escrito en tanto “la firmante” no expone su documento de identidad, tal como es de práctica establecida en las publicaciones periodísticas rigurosas (NdR: el número de DNI de los lectores es solicitado en el formulario para enviar correos y queda bajo reserva de este medio).

Me resulta francamente insólito que un familiar de un alumno o alumna pueda formarse una opinión tan categórica de una institución “en la primera semana de clases”,  y cabe el derecho a la sospecha sobre la intencionalidad de una queja que parece más movida por celos profesionales acerca de “cuál es la mejor escuela” que por una crítica legítima, de las muchas que se nos podrían hacer y estamos siempre dispuestos a escuchar.

Me dirijo al medio de su dirección en primer término con el objeto invitar a quien lo desee a visitar la Escuela Pública Secundaria 16 de Escobar. Es una invitación abierta dirigida a los ciudadanos y ciudadanas, vecinos y vecinas que deseen conocer por dentro el “edificio nuevo” de Villa Angélica que tanto parece desvelar las ansias de más de uno o una, y que es ante todo una casa que alberga una comunidad educativa laboriosa y bien intencionada.

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Señor Director, no sé quién o quiénes podrían estar proclamando que la Secundaria 16 es “la mejor escuela del Distrito”, aunque yo puedo asegurarle a usted y a los lectores que en lo personal me privaría de semejante auto desafío. Pero hay algunas cosas que son perfectamente comprobables sobre las que quisiera referirme.

Nuestra escuela es una institución que en los últimos cinco años acompañó con convicción y se ajustó exitosamente a la transformación del sistema educativo nacional y provincial.

¿Imaginan los lectores que una institución “desorganizada” podría transitar en solo cinco años por tres sistemas diferentes (Tercer Ciclo, Secundaria Básica y ahora Secundaria Obligatoria de seis años), pasando de contar con 350 alumnos a superar los 900, triplicando su plantel de docentes y auxiliares, incorporando en el camino una unidad escolar independiente (el ex Tercer Ciclo de la EGB 18) sin colapsar?

Nuestros alumnos no son un conjunto de adolescentes peligrosos y descontrolados y nuestra comunidad educativa no es violenta y desmadrada. Está conformada en su inmensa mayoría por personas de bien que acudieron en nuestra ayuda con su colaboración y con su trabajo, que aportaron libros, material didáctico, mesas y sillas para poner en funcionamiento el edificio de la calle La Rioja cuando nos fue “entregado” con equipamiento mínimo y “provisorio” en el año 2007.

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La Escuela Pública Secundaria 16 no solo sobrevivió a los cambios y a la abstinencia en materia de suministros y designaciones de personal vitales que exhiben algunas autoridades y organismos.  Más aún, en estos años se consolidó y va en camino de lograr su maduración como institución educativa capaz de conjugar la inclusión social, la participación democrática, la formación política ciudadana y la calidad en la transmisión de los saberes y las competencias escolares. Incorporando a todos los ingresantes, responsabilizándonos por nuestros alumnos y alumnas que no han logrado pasar de año, recibiendo a los numerosos alumnos y alumnas que han decidido pasar a nuestra escuela para continuar sus estudios e incluso procurando un lugar a numerosos estudiantes repetidores desplazados de múltiples establecimientos del distrito. Y todo en el marco de la vigencia de un Acuerdo de Convivencia que nos ha permitido constituirnos a todos como protagonistas, reconstruir la autoridad docente sobre la base del diálogo y superar los conflictos interviniendo siempre que emerge la agresión y la violencia. Y esto no nos convierte en “la mejor escuela”, pero sí nos hace dignos de respeto.

Las preguntas del final: ¿Qué interés puede mover a la injuria? ¿Será que sin proponérnoslo estamos afectando intereses mezquinos? ¿Quiénes podrían beneficiarse apostando a la tergiversación de la realidad y al deterioro de la imagen de nuestra escuela pública?

Gerardo Daniel Santarcieri
Director de la Escuela Secundaria 16 de Escobar