El partido de Escobar está de luto, despidiendo a dos de los más grandes hombres de su historia contemporánea. En una dolorosa coincidencia, el destino quiso que con una escasa diferencia de horas fallecieran Alberto Ferrari Marín y Canio Iacouzzi, dos próceres locales cuyos nombres y legados acaban de pasar a la inmortalidad.
El ingeniero Ferrari Marín falleció este miércoles a la noche. Tenía 93 años. Junto a Enrique Capello, fue fundador del Instituto General Belgrano, el primer colegio secundario del distrito, inaugurado en 1957. Además, fue intendente (de facto) de Escobar entre 1966 y 1973.
“Hubo un tiempo en que estaba en el colegio Belgrano a la mañana, almorzaba dos bocados en casa, agarraba el tractor y me iba a arar al campo, al costado del colegio de los curas, donde me agarraba la noche. Cuando entré a la Municipalidad el campo lo dejé para los fines de semana. Yo era el intendente, pero me podían encontrar ayudando a una vaca en el parto”, recordaba en la última entrevista que dio, en septiembre de 2009, a la revista DIA 32.
“Viajaba a La Plata dos veces por semana y a la vuelta paraba en Pacheco, donde durante seis años tuve cátedras de Merceología y Botánica en colegios secundarios. De ahí volvía a Escobar a medianoche, pero a las 7 de la mañana estaba en la Municipalidad”.
Quienes vivieron aquella época sostienen que Ferrari Marín fue uno de los mejores gobernantes que tuvo el distrito. Y todo aquel que tuvo la posibilidad de conocerlo como mandamás del Belgrano supo de su rectitud y severidad, así como también de su inmensa sensibilidad, de su nobleza, sus inquebrantables principios y su profunda religiosidad.
En su honor se realizó esta tarde una misa en la cocatedral Natividad del Señor. Pero no hubo sepelio. Y tampoco hubo duelo en el secundario. “Hubo clases, porque él lo hubiera querido así”, explicaron las autoridades del colegio.
Por su parte, el también ingeniero Canio Nicola Iacouzzi falleció este jueves a la mañana, en su domicilio particular de la calle Colón. Tenía 97 años.
Nacido en Ruoti, Italia, el ingeniero Iacouzzi tenía 33 años cuando desembarcó en nuestro país, huyendo de la hambruna europea que dejó la Segunda Guerra Mundial, en la que combatió en el frente ruso siendo sargento del ejército italiano aliado al nazismo alemán.
Pese a haber llegado casi accidentalmente a Belén de Escobar, el destino que le vio a su vida terminó convirtiéndolo en un referente social de la ciudad. Su participación en la fundación y consolidación de diversas instituciones intermedias, así como su activo rol en la Comisión Pro Creación del Partido de Escobar -entre 1958 y 1959- lo situaron en un destacado lugar de la galería de personajes de la historia escobarense.
Su actuación en la comunidad le valió varias distinciones. Fue condecorado como “Cavaliere della República Italiana” (1992), “Ciudadano ilustre del partido de Escobar” (2004) y “Mayor notable argentino” (2005).
Su última entrevista también fue con la revista DIA 32, en octubre de 2009, y en ella dejó conceptos que marcaron su forma de ver la realidad local. “En los años ‘50, ‘60 y hasta ’70, cuando había un problema siempre salía una persona que se metía al frente del carro y las otras lo seguían. Ahora esto no pasa. Hoy Escobar adolece de un montón de cosas: tiene la arenera, que es un cáncer, carece de un plan regulador y todo se construye al tún tún. En una manzana encajan tres torres sin tener idea de los problemas que van a traer porque no existe la estructura necesaria”.
“Pero la mayoría de la gente se siente cómoda, porque tiene el boliche, el bar y toda clase de diversiones. Le importa tres pepinos todo lo que pasa. Mientras tanto, los intendentes de turno tapan los baches y afanan la plata sin hacer nada sustancioso”.
“No quiero ser agorero, pero este camino no conduce a nada, no hay siquiera una lucecita al final del túnel. Hace falta una persona equilibrada que surja de la nada y convoque. Hoy Escobar está dormido”, expresaba Iacouzzi, cuya última gran obra fue la creación de la Asociación de Padres y Amigos del Niño Neurológico de Escobar (APANNE).
Sus restos no serán velados y recibirán el último adiós este viernes a las 11 en el cementerio privado La Arbolada, donde quedarán inhumados. Por su parte, la Cámara de Comercio de Escobar se declaró de duelo por la muerte de quien fuera el presidente de su comisión fundadora, por lo que las puertas de su sede permanecerán cerradas hasta el lunes.