Funcionarios de Obras Públicas explicaron la iniciativa ante un Concejo Deliberante lleno, pero sólo se permitieron tres opiniones del público y las desfavorables al Gobierno fueron interrumpidas. El expediente será aprobado este miércoles 25.
“Basta, se terminó acá. Gracias a todos por venir”. Secamente y descortés como nunca, Juan Carlos Papa impidió así que un asistente al que le había dado la palabra completara su opinión -alegó que se había extendido demasiado- y le puso un abrupto fin a la presentación del Plan de Zonificación del Municipio -así se lo llamó ahora- que realizaron este jueves funcionarios de la Secretaría de Obras Públicas ante un Concejo Deliberante que se llenó de representantes de entidades intermedias del distrito.
El asistente “censurado” por el director general de Prevención Comunitaria, que ofició de moderador, fue el secretario de la Asociación de Arquitectos de Escobar (ASAE), Adrián Lobatto, quien imploraba que el Ejecutivo diera un “término perentorio”, de no más de 90 días, para que el “Plan de Desarrollo Estratégico” -así figura en la carátula del expediente- fuera analizado y discutido por la comunidad a través de mecanismos participativos antes de someterlo a la votación de los concejales.
Los ánimos en la sala de sesiones empezaron a irritarse cuando el empresario inmobiliario Daniel Larghi -hijo el intendente radical Oscar “Pololo” Larghi- le hizo reconocer al expositor del Gobierno, Héctor Giambuzzi, que el plan que se estaba mostrando sería aprobado al día siguiente por el Legislativo.
“A partir de la semana que viene vamos a convocar a talleres participativos”, fue la estrategia que el asesor de Obras Públicas esgrimió para aplacar el enojo de buena parte del público, pero sin efecto, porque debió admitir que eso ocurriría con el proyecto ya convertido en ordenanza.
La idea de que se precipite la sanción una ordenanza para promover su reforma no le cerró a casi nadie, a pesar de los planteos de Giambuzzi, similares a los que con anterioridad había sostenido el secretario de Obras Públicas. “Es una idea base, no tiene por qué quedar así como está presentado ahora. Estamos dispuestos a escuchar ideas superadoras”, había dicho el maestro mayor de obras Rubén Cabrera.
La exposición de Giambuzzi, apoyada en una pantalla gigante y un par de planos, duró algo más de media hora y tuvo párrafos especiales para justificar el proyecto de crear un parque industrial en Loma Verde. También hizo alusiones al ordenamiento de las áreas productivas, la localización de los emprendimientos urbanísticos, la problemática de las colapsadas redes viales y la revitalización del espacio turístico ribereño.
“Esto a lo que hemos llegado es un plano base, ya que hasta hoy el Municipio tiene más del 50% del territorio sin asignación de uso. Si no tenemos reglas claras, no vamos a poder avanzar sobre un desarrollo sustentable ni vamos a tener un norte hacia dónde ir”, conceptualizó Giambuzzi, que no pudo sostener su cordialidad como expositor a la hora de recibir críticas.
Con un formato similar al empleado en junio de 2008 durante el lanzamiento del fallido programa de Salud y Educación Ambiental y la polémica “tasa vede”, después de la presentación se informó que solo se permitiría que tres asistentes dieran su opinión. “Esto no es un debate”, aclararía Papa, que tampoco autorizó preguntas de la prensa.
El primero en levantar la mano fue el gremialista de SMATA, Gabriel Ibarra, que felicitó a los autores de la iniciativa y celebró la creación de un nuevo predio industrial en el extremo norte del distrito. “Hoy el trabajo es algo esencial y nosotros estamos en la puerta de un corredor que hay que aprovecharlo”, argumentó. Hasta ahí, en el estrado las caras se veían distendidas.
La atmósfera empezó a cambiar cuando Larghi manifestó su desacuerdo con que no se diera participación real a las instituciones intermedias y se puso incisivo con Giambuzzi, quien tuvo una reacción impensada: se levantó del estrado, se acercó hasta el martillero y extendió su mano para que le diera el micrófono.
Larghi, que ya estaba redondeando, lo devolvió sin rezongar, pero insistió en preguntarle si era verdad que el plan presentado sería aprobado al día siguiente por el Concejo, a lo cual el funcionario reconoció que sí.
Ya a esa altura el aire estaba más que tenso. Y las palabras de Lobato -crítico pero equilibrado- superaron el límite de incomodidad de los anfitriones. Por eso Papa, alegando que el arquitecto se estaba yendo de tema, dejó a un lado su característica diplomacia para interrumpirlo y darle a la jornada el peor cierre.
“Ya había dicho lo que tenía que decir y nos estábamos saliendo de madre. La idea no era debatir”, se justificó Papa en declaraciones a El Día de Escobar, a la vez que se responsabilizó totalmente de haber tomado la antipática decisión, con la que le dio la última vuelta de llave al candado de un debate que, por ahora, está pendiente.
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