El violento episodio ocurrió en la esquina de 25 de Mayo y Colón. El establecimiento arrojaba agua a la calle y también vendía autos usados sin tener el trámite de habilitación, entre otras anomalías.
Una inusual y tensa situación ocurrió esta semana cuando el dueño de un lavadero de autos de Belén de Escobar agredió a golpes a los inspectores municipales que clausuraban su comercio, ubicado en la esquina de la avenida 25 de Mayo y Colón.
El violento episodio sucedió el martes, cuando personal de la Dirección General de Inspecciones concurrió al establecimiento «Lava Autos Damián» a realizar un control de rutina y se encontró con múltiples infracciones. Fuentes consultadas por El Día de Escobar indicaron que el comercio arrojaba el agua del lavado de vehículos a la calle, infringía normas de seguridad e higiene, no tenía declarado su drugstore y vendía autos usados sin siquiera haber iniciado el trámite de habilitación pertinente como agencia.
Ante este cúmulo de anomalías, los inspectores determinaron sin titubeos la clausura del lavadero, pero cuando estaban labrando el acta el titular del comercio y una persona que lo acompañaba se desencajaron y los agredieron físicamente.
«Dada la situación, en la que corría riesgo la integridad de los agentes, se procedió a realizar una clausura de hecho», indicaron desde la Comuna.
Así las cosas, la Dirección de Inspecciones dispuso este viernes un nuevo procedimiento al advertir que el comerciante había transgredido la disposición, lo cual fue denunciado en la comisaría Escobar 1ra como una violación al artículo 254 del Código Penal, que contempla una pena de seis meses a dos años de prisión para el infractor.
Esta vez con la presencia de personal policial, los inspectores volvieron a colocar las fajas de clausura en el perímetro del lavadero y entregaron a su propietario una copia de la notificación, por la cual deberá presentarse ante la Justicia de Faltas para realizar su descargo y ser informado sobre la sanción que afrontará.
Teniendo en cuenta la gravedad del caso, por el violento comportamiento del comerciante, la violación de las fajas y las diversas irregularidades detectadas, las fuentes consultadas dejaron trascender que difícilmente el lavadero pueda volver a funcionar.