Decenas de artistas locales participaron este viernes y sábado del tercer festival de Vamos las Bandas bajo la consigna de promover la creación de un anfiteatro popular en la plaza de la estación de Escobar.
Fueron dos jornadas de plena cultura popular, caracterizada por una verdadera heterogeneidad de expresiones musicales. Sobre el imponente escenario, montado a espaldas de las vías, pasaron El Compadrito, Lo que Faltaba, Malbeq Groovers, Gansos Rusos, Chayco, Alejandro Villalba, Ezequiel Acuña, Dulce Natural, Cirkóticos, Shaolin Dragon y la encumbrada Ciudad Casino, que cerró la primera noche a puro rock.
El Día 2 también se vio plagado de reconocidos y emergentes referentes de la movida local, pasando desde distintas variantes del rock al folclore sin escalas: Riel Blues, Ariel Aballay, Black Solo, Dulce Derrota, Maserengeta, Biogama, la Orquesta Escuela de Maschwitz, Maldito Pez y Submision, que le puso el moño al festival con un set de punk rock a la altura de sus 23 años de trayectoria.
“Promover la cultura”
Los organizadores quedaron más que satisfechos por el éxito de las dos jornadas y la participación de la comunidad. “El hecho de que haya venido tanta gente para nosotros es súper positivo. Esta es una oportunidad para que todos puedan expresarse pacíficamente y lo tienen que aprovechar”, expresó a EL DIA de Escobar Javier Chartas, guitarrista de Ciudad Casino e integrante de la asociación civil Vamos las Bandas.
“Se trata de crear un espacio físico donde las familias puedan reunirse, disfrutar y promover la cultura. Y es una apuesta a futuro, porque la gente se va a ir acostumbrando de a poquito a usar un lugar donde van a converger distintas expresiones, no sólo musicales”, subrayó el músico.
El proyecto del anfiteatro fue presentado hace ocho meses en el Concejo Deliberante, acompañado de cinco mil firmas de adhesión, pero todavía no tuvo tratamiento legislativo. “Por como viene la mano, esto va a tardar. Pero las voces de la gente demuestran que la cosa está cambiando”, concluyó optimista Chartas.
Fotografía: Jeka Ott