El secretario de Infraestructura del Municipio, Diego Benítez, afirmó que las obras recientemente realizadas en esas avenidas fueron pensadas “para alto tránsito”. Pero advirtió que necesitarán mantenimiento para rendir al máximo de su vida útil.
El secretario de Infraestructura del Municipio afirmó que ambas obras fueron pensadas “para alto tránsito”. Pero advirtió que necesitan mantenimiento para llegar al máximo de su vida útil.
Tras varios años de desidia estatal, las recientes repavimentaciones de las avenidas Tapia de Cruz y San Martín, en Belén de Escobar, y Benito Villanueva, en Ingeniero Maschwitz, fueron motivo de alegría para vecinos y automovilistas, quienes ya no tienen que andar esquivando los enormes y peligrosos baches que florecían por doquier. Sin embargo, los resplandecientes asfaltos abrieron un interrogante ineludible: ¿Cuánto tiempo van a durar?
“Estos asfaltos están hechos para que tengamos, como mínimo, diez años de transitabilidad pareja”, aseguró a El Día de Escobar el secretario de Infraestructura y Planificación del Municipio, Diego Benítez.
No obstante, el ingeniero civil advirtió que “la durabilidad de estas obras depende de muchísimos factores”. En ese sentido, mencionó que “el tramo de la Tapia de Cruz y la San Martín está muy afectado por los desbordes de agua y la cuenca de El Tajamar, que solo está saneado en las partes que viene con pavimento de hormigón”.
“Por eso estamos trabajando intensamente en la mitigación de las inundaciones, para que no tengamos un río cada vez que llueve en nuestras arterias”, expresó.
Asimismo, sostuvo que la durabilidad de los nuevos pavimentos, financiados íntegramente por la Comuna, también dependerá de “las obras complementarias que vayamos haciendo en esos sectores”.
“Si quedó una losa con algún vicio oculto, se puede llegar a generar un bache. La idea es que si se forma un bache se repare de forma inmediata para no tener más problemas, porque ese bache trae otro y más generación de agua. Hay que acompañarlo con mantenimiento preventivo”, sostuvo Benítez.
El funcionario también explicó que las altas temperaturas no deberían ser un problema para los relucientes pavimentos. “Hay que tener en cuenta que estos asfaltos se colocaron a 160°”, reveló. Y aseguró las dos obras fueron “pensadas para alto tránsito”.
Por lo pronto, manejar por las principales arterias de Belén de Escobar e Ingeniero Maschwitz dejó de ser una odisea. Y eso, en este distrito, no es poca cosa.
Los detalles técnicos
A simple vista, la repavimentación de las avenidas Tapia de Cruz y San Martín -1100 metros lineales entre Belgrano y Felipe Boero-, en Belén de Escobar, se ve igual al nuevo asfalto de la avenida Villanueva, en Ingeniero Maschwitz. Pero se tratan de dos obras “totalmente distintas”.
En el primero de los casos, tras retirar las losas de hormigón que estaban destruidas y reemplazarlas por otras nuevas, se aprovechó la base existente y se colocó una doble capa reforzada de 35 centímetros de espesor. Para finalizar el trabajo se aplicó sobre esa nueva base la cinta asfáltica de seis centímetros de altura, “que es la capa visible”, explicó el secretario de Infraestructura y Planificación.
La obra estuvo a cargo de la empresa Baumaco S.A., costó $12.628.000 y fue financiada por el Municipio, a pesar de tratarse de una ruta provincial.
En Maschwitz, en el trayecto de 550 metros que va desde la plaza Emilio Mitre a la estación de trenes, el trabajo de la contratista Racaval S.A. comenzó por rectificar los cordones cuneta. Luego se removió el asfalto averiado y se fortaleció la base, “porque tenía una muy mala calidad”.Para eso se usó una mezcla de cemento y tosca que generó una nueva base de 20 centímetros de espesor, más resistente al volumen de tránsito que circula habitualmente por esa avenida.
Recién después de esas tareas previas se realizó la colocación de la nueva carpeta asfáltica, de ocho metros de ancho y una altura de siete centímetros. La inversión municipal rondó los $8 millones.
En ambos casos, se repavimentó con un “asfalto modificado químicamente” -tres veces más resistente que el convencional- y, a su vez, se “uniformó toda la capa de rodamiento” con tres objetivos fundamentales: reducir el impacto del transporte pesado, agilizar el flujo vehicular y mejorar la seguridad vial, tanto para los conductores como para los peatones, afirmó Benítez.
Por Damián Fernández
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