Ocurrió durante la medianoche en el paso a nivel de la calle Fructuoso Díaz, en Garín, donde las barreras no funcionan correctamente desde hace tres años y se convierten en una trampa mortal. Un accidente previsible, que no fue tragedia de milagro.
Ocurrió durante la medianoche en el paso a nivel de la calle Fructuoso Díaz, en Garín, donde las barreras no funcionan correctamente desde hace tres años y se convierten en una trampa mortal. Un accidente previsible.
Era cuestión de tiempo nada más. Y este sábado a la medianoche finalmente ocurrió lo que todo el mundo predijo y ninguna autoridad supo prevenir: un tren de la línea Mitre arrolló en Garín a un remís que estaba cruzando el paso a nivel de la calle Fructuoso Díaz, cuyas barreras no funcionan desde hace tres años, y dejó como saldo a dos personas heridas.
El previsible accidente se registró alrededor de las 0 horas, cuando una formación diesel que realizaba su trayecto hacia la terminal de Victoria y se aprestaba a frenar en la estación local, embistió a un automóvil Fiat Siena negro en el peligroso cruce ferroviario y lo arrastró por varios metros.
Rápidamente, el intenso ulular de las sirenas de emergencias invadió la localidad y anunció la llegada al lugar del hecho de los bomberos voluntarios, el Comando de Patrullas y la ambulancia municipal.
Pese a la fuerza y gravedad del impacto, que destruyó gran parte del coche, los socorristas sólo se encontraron con un par de personas heridas y fuera de peligro, aunque la pasajera del remís, que regresaba del trabajo, perdió el conocimiento. Igualmente, ambas fueron derivadas al hospital Erill por precaución.
Como consecuencia del siniestro, y de que algunos vagones quedaron detenidos sobre el paso a nivel en cuestión, el camino debió ser cerrado al tránsito temporalmente y esto provocó una importante congestión vehicular, que no logró pasar a mayores por el simple motivo del horario en el que sucedió.
En cuanto al por qué del accidente vial, existen dos respuestas igual de preocupantes: el chofer del automóvil habría decidido cruzar porque no advirtió la llegada del tren dada la oscuridad reinante en las vías. Y, principalmente, se confió, como casi todo automovilista garinense que pasa regularmente por ahí, en unas barreras de seguridad que no funcionan correctamente desde hace al menos tres años.
Esta situación, que ya había sido advertida por El Día de Escobar en una nota de 2013 (Ver: Trenes en picada…), convierte al paso a nivel de la Fructuoso Díaz en una verdadera trampa mortal, ya que las barras de madera que impiden el paso de los vehículos no andan -una está rota- y generalmente quedan bajas, pero todos pasan igual.
Esta vez se trató de una desgracia con suerte, pero la próxima podría llegar a ser mucho peor. Ojalá no tenga que ocurrir una tragedia para que se tomen cartas en el asunto.
Por Damián Fernández
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