Gustavo Maidana concretó una de sus máximas proezas personales al escalar el cerro Tres Picos, en Sierra de la Ventana. “Fue muy lindo. Disfruté del aire, el viento y los olores del lugar”, contó el ex campeón mundial con Los Murciélagos.
Demostrando una vez más que no hay barreras a la hora de concretar sueños y propósitos, el deportista escobarense no vidente Gustavo Maidana concretó el ascenso al cerro Tres Picos, en Sierra de la Ventana, a 1.239 metros sobre el nivel del mar -el punto más alto de la provincia de Buenos Aires-, con caminos extremadamente difíciles para una persona ciega, con grandes rocas, valles y trepadas pronunciadas.
Seis meses de entrenamiento le bastaron al ex futbolista para prepararse de buena manera y encarar por primera vez una actividad de montaña junto al equipo “X más inclusión en el deporte”, la colaboración de la Subsecretaría de Deportes de Escobar y los profesores del grupo Trekking y Aventura Escobar. También hubo un exhaustivo trabajo de planificación, logística y prácticas.
“La experiencia fue excelente, más difícil de lo que imaginaba”, le contó el futbolista campeón del mundo en 2006 a El Día de Escobar y El Deportivo Web. “Es duro, son muchos kilómetros para caminar en pendiente, con rocas grandes. El desafío estaba y había que cumplirlo. Le pusimos garra, mucho esfuerzo y la sensación de hacerlo es muy linda. Disfruté del aire, el viento, los olores del lugar”.
La caminata fue entre el viernes y el sábado pasado, con 20 kilómetros para arribar a la cima. “Llegamos a la cumbre y logramos el sueño que teníamos. Lo que más me quedó grabado fue que al estar llegando era una parte muy rocosa, había que trepar bastante».
«Tardamos cinco horas, con un par de paradas para hidratarnos y descansar un ratito. A la vuelta hicimos noche en un campamento a mitad de camino y dormimos ahí. Al otro día terminamos el descenso hacia nuestro refugio”, explicó, detallando cada tramo del recorrido serrano.
El trayecto de vuelta tampoco fue sencillo para el raid de los escobarenses: cuando bajaban los agarró un viento fuerte, de entre 70 y 80 kilómetros por hora.
“Hay que ir seguro y despacio. Estábamos a mucha altura, pero todo el equipo fue muy responsable, me ayudaron mucho. Ellos me hicieron ver todo el paisaje y me prestaron la luz de sus ojos, que yo no tengo. Fue lindo, porque sentí esa sensación de bajar con viento”, narró Maidana, feliz por haber podido plasmar su anhelo de completar la travesía.
La experiencia tenía como propósito concientizar sobre la importancia de una mayor inclusión de las personas con discapacidad en los diferentes deportes, visualizar las barreras que aún existen para la plena inclusión y poner la bandera de “X más inclusión en el deporte” en el pico más alto de Buenos Aires. Objetivos muy bien cumplidos.
El grupo que acompañó a Maidana fue nutrido, entre guías, profesores y colaboradores. El equipo estuvo integrado por Diego Dozo (guía profesional), Diego Celador, Marcos Solís, Lorena Pereyra (los tres fueron asistentes de Maidana en la barra direccional), Eugenia Leguizamón, Alejandro Baldelomar, Diego Arduzo, Pablo Santa Ana, Hernán Ramuspe, un fotógrafo, dos choferes (Horacio y Adrián) y dos alumnos de San Isidro que colaboraron en la logística.
Por Javier Rubinstein
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