Después de siete años de lucha, Patricia Beliera consiguió que la Justicia elevara la causa a juicio. Pero asegura que, a pesar de tener una perimetral, su ex pareja la increpó varias veces en la calle y la amenazó de muerte.
Hace siete años que Patricia Beliera (45) vive una pesadilla. Desde 2011, la vecina garinense lleva denunciando que su ex marido, Cristian Gastón Palmieri, abusó sexualmente de sus dos hijos. A pesar de que la Justicia determinó que existen pruebas suficientes para comprobar el delito, el hombre continúa en libertad.
La causa, tramitada en el Juzgado de Garantías Nº3 de Escobar, a cargo del juez Javier Marino, recién fue elevada a juicio en septiembre del año pasado. Mientras tanto, Beliera aseguró que su ex pareja transgredió varias veces la orden de restricción de acercamiento -vigente desde 2015, por tiempo indeterminado- y la amenazó de muerte.
La última vez que la increpó fue hace algunos días, a la salida de la Unidad de Diagnóstico Precoz (UDP) de Garín, donde ella trabaja. «Ya no sé qué hacer», sostuvo en una entrevista con TN.
Según lo que contó, todo comenzó cuando denunció a Palmieri por haber abusado durante cuatro años de los dos hijos que tienen en común, Brisa (actualmente tiene 16) y Bautista (10), mientras convivían.
Pese a que su ex marido negó las acusaciones, Beliera insistió para que la causa avanzara. «Él me amenazó con encerrarme en un neuropsiquiátrico. Decía que yo le inculcaba cosas a los chicos en contra suya», afirmó.
Las amenazas no eran solo de parte de Palmieri sino también de su entorno: sus ex suegros le advirtieron que “la iban a matar” si no se callaba y su ex cuñada la amedrentó para ver a su sobrino menor.
Recién en abril de 2015, la mujer obtuvo la medida cautelar, que sigue vigente hasta que se resuelva la investigación penal. Se trata de una perimetral de 300 metros contra su ex esposo, que actualmente vive a solo tres cuadras de su casa. Pero no solo que no la cumplió sino que la situación de violencia fue escalando a medida que la causa siguió su camino.
En la entrevista, Beliera recordó las veces que Palmieri la increpó en la calle, sin importarle la orden de restricción que pesa sobre él. Uno de estos episodios ocurrió el año pasado, en Pascuas, cuando la buscó a una cuadra de su domicilio para amenazarla de muerte con un cuchillo. Aunque ella activó el botón antipánico, la Policía tardó media hora en llegar. «Me pudo haber matado en ese interín», relató.
Su hija Brisa también fue víctima de este tipo de hostigamientos en la vía pública. «A la nena se la cruzó varias veces en la calle. Una vez, cerca de un paso nivel, le hizo una seña de que se callara la boca. Ella entró en pánico», agregó.
La última amenaza ocurrió el jueves 17, cuando salía de su trabajo en la UDP de Garín. Según consta en la denuncia, Palmieri la estaba esperando en la puerta del establecimiento con su actual pareja y el hijo que tienen en común. Apenas la vio, la empezó a insultar. Ella, asustada, volvió a entrar al edificio para irse por la salida de ambulancias.
Fue en ese momento que, desesperada, intentó activar el botón antipánico, pero no tuvo éxito. No funcionaba y el agresor estaba detrás suyo.
A pocos metros de la UDP, logró conseguir ayuda en el Centro Municipal de Monitoreo, desde donde llamaron a un patrullero para que intervenga. Pero la llegada de los efectivos al lugar no mejoró la situación. Beliera detalló que los agentes que se acercaron primero desestimaron la perimetral porque, según ellos, estaba vencida. Después de constatar que efectivamente estaba vigente, fueron a tomarle los datos a Palmieri, pero no lo demoraron.
«Yo estoy desesperada, no sé qué más hacer para que se esclarezca y se haga justicia. Ya no sé a quién recurrir», expresó, consternada.
El fiscal Christian Fabio consideró que existían evidencias suficientes para demostrar «el abuso sexual con acceso carnal doblemente calificado por el vínculo y por tratarse la víctima de una menor, aprovechándose de la situación de convivencia preexistente».
Sin embargo, la acusación refiere solo al caso de Brisa -mediante cámara Gesell-, ya que para el caso de Bautista todavía faltan las pericias psicológicas.
Mientras su ex marido continúa incumpliendo las perimetrales, la causa avanza lentamente y, recién, podría ir a juicio en febrero o marzo. «Mis hijos no lo pueden ni ver, no quieren pasar por dónde vivíamos. Ellos quieren Justicia», concluyó Beliera, invadida por la angustia.