Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) tuvieron su primera edición. ¿El resultado?, un gesto de sorpresa que atraviesa la sociedad de punta a punta. Ganadores, perdedores y neutrales se preguntan ¿¡qué pasó!? La respuesta es compleja, no académica ni sofisticada, sino múltiple. No hay una sola respuesta.
El escenario: El clima en el que se desarrollaron estas elecciones fue novedoso. Las principales espadas, las más afiladas, que confrontaron con el gobierno no han sido la de sus rivales directos en las urnas sino la de grupos monopólicos empresariales, fundamentalmente los medios de comunicación, pero también otros sectores como los agro exportadores, la Mesa de Enlace y el complejo industrial agrario.
La estrategia: El holding empresarial que manejó la logística electoral de la oposición eligió una estrategia que podríamos definir como sustitución de lugar.
Un ejemplo: Inseguridad. Ocurre un hecho dramático, un muerto en un intento de robo; los medios de comunicación concurren al lugar del hecho, el movilero pone el micrófono delante de la madre de la joven víctima, la mujer conmovida, destrozada, habla desde el extremo de la tragedia, junto al cadáver tibio de su hijo y dice lo que puede decir una madre en esa situación.
Los medios de comunicacion, en su afán de instalar a la oposición como garante de la seguridad, sacan de ese lugar trágico a la madre desolada y ponen allí a toda la sociedad. Todos somos madres de un joven asesinado.
Pero eso no es cierto, esa es una falacia, es un relato inverosímil, en una sociedad atravesada por el egoísmo y el individualismo, que esos mismos medios ayudan a construir.
Otro ejemplo: Resolución 125, una herramienta desafortunada para avanzar en una intención rescatable, distribuir la riqueza de forma más equitativa. La maquinaria de difusión construye un sujeto intangible e indefinible nombrado “el campo”, sometido a la voracidad de un gobierno perverso.
El campo se va a la ruina, el campo desaparece, quiebra, se funde y con él todos nosotros, porque todos somos el campo. Mentira, los resultados del domingo demostraron que no todos somos el campo, ni siquiera los del campo. Los resultados del 14 de agosto marcan el derrumbe de un discurso falaz, mentiroso, que intenta generalizar cuestiones puntuales.
Ese conglomerado tan heterodoxo (medios masivos más oposición política, más intereses empresariales) ha pretendido que la sociedad evalúe al momento de emitir su voto al Indek, a Shocklender, a Antonini Wilson y otros casos de corrupción, por encima de los casi cinco millones de puestos de trabajo, de los dos millones y medio de jubilados nuevos, de la recuperación del salario por medio de las paritarias, de la asignación por hijo, de las 500.000 viviendas, de la ley de medios, del matrimonio igualitario, del estatuto de la empleada doméstica, de la jubilación para las amas de casa, de la ley del libro y la del teatro y la del peón rural, y la de quiebras protejiendo a los obreros sin patrón, del festejo del bicentenario y de Tecnópolis, y del paradigma de la politica exterior con el no al ALCA y la conformación del bloque regional y del MERCOSUR y de la UNASUR y del proceso de revalorización del país hacia afuera y hacia adentro y de esta sensación ya casi olvidada de sentirse orgulloso de ser argentino y de la irrupción de los jóvenes en la politica.
¿Por qué todas estas cosas, que el pueblo valora positivamente, deberían ser subordinadas a la agenda de intereses que pretenden imponer los nuevos grupos concentrados de poder? ¿Por qué?
Esa debería ser la pregunta, porque el pueblo tendría que aceptar esta sustitución de lugar mansamente, para favorecer a aquellos viejos conocidos incapaces de aportar una idea alternativa a este proyecto de inclusión que, muy lejos de ser perfecto, ha conseguido seducir a la sociedad. Quizás no, pero tal vez, el resultado del domingo 14 de agosto esté mostrando que ya no creemos ese silogismo perverso, construido desde el discurso mediático que nos dice que todo está podrido y nada se puede hacer, que no conviene meterse y, por otro lado, que todo es muy fácil de resolver, que alcanza con votar a los Del Sel.
Quedan otras cuestiones para analizar, es probable que los votantes de las PASO entiendan que a este proyecto le queda camino por recorrer, que vamos al menos no tan mal y por el momento juzgamos de acuerdo a los que nos pasa y no a lo que nos dicen que nos pasa.
Y por casa… En política siempre hay que construir, por acción o por omisión. Luis Patti, luego de dos años de luna de miel con el poder central, quedó atrapado en la disputa de Menem/Duhalde, tomó partido y a partir de ahí comenzó a privilegiar su proyecto personal de llegar a la gobernación por encima de los intereses del distrito. Y lo hizo de la peor manera, por acción negativa, confrontando y llevando a Escobar al aislamiento y el atraso, por una cuestion meramente personal, sin connotaciones ideológicas. De hecho, hoy el pattismo vota por Duhalde, su “gran enemigo”.
Mientras tanto, muy cerca, en Tigre, Ricardo Ubieto y su sucesor, Sergio Massa, sin pruritos ideológicos, decidieron construir por acción por la positiva, sin confrontar con el poder en términos personales. Las diferencias están a la vista.
Por estos días, Sandro Guzmán, emergente de aquel proceso egoísta del pattismo, se ha alineado con el gobierno nacional, pero en actitud totalmente pasiva, en una pretendida construcción por omisión, que se caracteriza más por esperar que por buscar. Ese es el salto que le falta a Escobar: una nueva conducción política que no esté amedrentada por su pasado y pueda avanzar en una acción por la positiva sin veleidismos personales.
Por Jorge A. Derra