Ante una sala que colmó la Fomento de Maschwitz, y tras la proyección del film, explicó sus vivencias interpretando al compañero del “Che” Guevara.
“Estoy muy feliz de estar acá, presentar mi película para todo el pueblo es algo que me llena de orgullo”, afirmaba Rodrigo De la Serna minutos antes de entrar a la Sociedad de Fomento de Ingeniero Maschwitz, donde este domingo a las 19 se proyectó “Diario de Motocicleta”, a sala repleta. Después de la función el actor dio una charla abierta, en la que contó su experiencia al rodar este film que, según él, le “cambió la vida”.
“Me parece maravillosa esta iniciativa, ojalá esta movida se dé en todos los pueblos. Es un grupo de jóvenes llenos de inquietudes, dispuestos a mejorar la calidad de vida de la gente de este lugar”, describió refiriéndose al Colectivo Cultural, la ONG que desde hace varios meses viene trabajando para promulgar la cultura en Maschwitz. “Yo también soy parte del Colectivo, entre todos la estamos remando para que esto salga cada vez mejor”, apuntó.
De la Serna es originario de Villa Giardino, un pueblito de Córdoba, y hace cinco años que se mudo a Maschwitz. “Vinimos acá buscando tranquilidad, esa esencia de pueblo, y nos quedamos” explicó el actor.
Pasadas 21 y una vez terminada la función, De la Serna se acomodó en un espacio que simulaba ser un living, junto a la pantalla gigante del cine, ya en blanco, y entre mates contó cómo fue filmar esta película dirigida por Walter Salles que narra el viaje de Ernesto “Che” Guevara -interpretado por Gael García Bernal-, en la que él representa a su compañero Alberto Granado recorriendo América del Sur.
“Más de 500 almas latinoamericanas participaron en la construcción de esta película”, contó el actor, y admitió entre risas y tono irónico que cuando lo convocaron al casting anhelaba el papel del “Che”. Pero cuando le ofrecieron interpretar a su compañero de andanzas descubrió “un ser maravilloso, un cordobés simpático”.
Entre las anécdotas narradas no faltó el hecho de que para ese papel tuvo que engordar quince kilos, ya que Granados pesaba 85 kilos.
“Esta experiencia me cambió la vida. Haberme vinculado con mis hermanos actores, volver a pisar los pasos que estos grandes hombres caminaron hace 50 años fue toda una sensación y un orgullo muy grande. Pude vivir la tragedia de este pueblo latinoamericano que estos hombres, con mucha voluntad y mucho trabajo, intentaron modificar medio siglo atrás”.
Entre aplausos y el micrófono que iba pasando de mano en mano cada vez que el público quería hacerle una pregunta al actor, Colectivo Cultural nuevamente cumplió su objetivo ofreciendo no solo una tarde de cultura compartida sino también logrando crear un clima cálido y confortable, decorado con una charla amena e interesante, donde todos fueron protagonistas de aquel histórico viaje.
Por Rocío Morale Otero
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