Un equipo de especialistas norteamericanos se instaló durante más de un mes en el bioparque para arreglar la sala oceánica interactuando con los peces que la habitan. Una experiencia de trabajo singular y apasionante, realizada con tecnología de punta.
Un equipo de especialistas norteamericanos se instaló durante más de un mes en el bioparque para arreglar la sala oceánica interactuando con los tiburones y peces que la habitan. Una experiencia de trabajo singular y apasionante.
Rodeados por tiburones y varios tipos de peces, un grupo de buzos provenientes de California, Estados Unidos, se instaló durante cinco semanas en Belén de Escobar para reparar el acuario de Temaikèn.
El equipo, de la empresa Aquatic Solutions, se sumergió en la enorme pecera de agua salada del bioparque, con capacidad para más de un millón de litros y que recrea el mar nacional, donde conviven decenas de especímenes. Rayas, corvinas, meros, chuchos y los mencionados tiburones son algunos de sus ejemplares.
Para realizar la tarea, los especialistas fueron equipados con escafandras, tanques de oxígeno y micrófonos, realizando las reparaciones con cemento, pegamento y siliconas especiales.
Cada uno de los cascos que utilizaron recibía el oxígeno a través de cables provenientes de un compresor externo de baja presión, para poder moverse con mayor comodidad.
Durante las jornadas de trabajo, los buzos fueron monitoreados en tiempo real a través de cámaras subacuáticas, controladas desde un centro de operaciones montado en el lugar.
«Esta es la primera vez desde la inauguración que se realiza una reparación de este tamaño. Se restauraron las zonas cercanas a las ventanas de exhibición con selladores y concreto alrededor de los acrílicos», afirmó Federico Argemi, biólogo y supervisor del acuario.
El agua salada generó corrosión y deterioros en los selladores y el hormigón que recubren el ambiente. Para solucionarlo, una de las opciones era trasladar a todos los peces a otro lugar. “Corríamos el riesgo de someterlos a un nivel de estrés innecesario”, explicó Guillermo Musante, responsable de infraestructura del bioparque. Por eso se descartó esa posibilidad y se decidió intervenir con los buzos.
Por su parte, Drew Anderson, quien comandó a la decena de especialistas de Aquatic Solutions, expresó: «Me apasiona lo que hacemos, me encanta poder ofrecer soluciones donde otros creen que no hay ninguna. También podemos pintar bajo el agua. Usamos materiales que existen en el mercado, pero los adaptamos para que puedan maniobrarse dentro del agua».
El acuario de Temaikèn siempre fue una de sus atracciones principales. Sin ser vaciado ni perder su encanto, ahora está arreglado y listo para que los visitantes puedan seguir disfrutándolo.
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