Fue desconectada hace unos años a pedido de los vecinos. Era un elemento clave para orientar la investigación del asesinato, ocurrido siete días atrás en Maschwitz. Voceros del caso afirman que, por ahora, “no se descarta ninguna hipótesis”.
Fue desconectada hace unos años a pedido de los vecinos. Era un elemento clave para orientar la investigación del asesinato, ocurrido siete días atrás en Maschwitz. Voceros del caso afirman que, por ahora, “no se descarta ninguna hipótesis”.
Cuando notaron la existencia de una cámara de seguridad instalada en la esquina de Andrade y Beltrán, que enfocaba justo frente a la vivienda donde había sido asesinado el gerente de Colombraro, más de un policía creyó que el caso se podría resolver fácilmente viendo las imágenes que el dispositivo haya registrado en las últimas horas. Pero no es usual que un hecho tan horrendo pueda esclarecerse en un abrir y cerrar de ojos.
Con el correr de las horas se supo que esa cámara, pieza clave, no estaba funcionando. No sólo en la madrugada del asesinato sino desde hace años. Aparentemente algunos vecinos del barrio Los Naranjos tenían sus reservas sobre estos aparatos, al menos con los que, por su ubicación, captaban mucho más lo que pasaba en sus jardines que en la vía pública. Así que la misma empresa que lo colocó, lo desactivó.
«Fue hace años, no es algo de ahora y era vox pópuli en todo el barrio», aclaró a El Día de Escobar un vocero del caso. Para los investigadores fue una pésima noticia: de haber estado funcionando, esa cámara hubiera respondido muchas de las preguntas más básicas que a una semana del crimen todavía siguen sin respuesta. Incluso, esto agrega otro interrogante: ¿el asesino de Martín Rodríguez sabía que esa cámara no andaba?
En rigor, no se sabe si fue asesinado por una o más personas. Por defecto, y porque no hay otros indicios, se suele usar el singular en masculino. Tampoco se sabe cómo llegó y cómo se fue el criminal -las puertas no estaban forzadas-, si conocía a la víctima, cuánto tiempo estuvo en la casa y si el homicidio estaba planeado o pasó algo en el medio. En líneas generales, por ahora, no se sabe nada.
«Al no contar con esa cámara, tendremos que llegar a recabar toda esa información por otros medios, a través de las pericias», se lamentó la fuente. En ese sentido, el trabajo que lleva a cabo el equipo dirigido por la fiscal Laura Basualdo no dejó piedra por remover.
Se están peritando el celular y la notebook de la víctima y también se esperan los resultados de los estudios de ADN realizados al cadáver, así como las huellas y muestras que recogió en la escena del crimen la Policía Científica. La pandemia no ayuda a que esa información se obtenga rápido. Cada proceso, con el protocolo sanitario, lleva casi el doble de tiempo.
La autopsia ya confirmó que Rodríguez sufrió “politraumatismos” y que falleció a raíz de un “traumatismo encefalocraneano severo”. No existió ninguna herida de arma blanca en el abdomen ni mucho menos una hemorragia, como trascendió en las primeras horas. Literalmente, lo mataron a golpes.
También resultó falsa la versión inicial de que el hombre estaba atado de pies y manos a la cama. «Es cierto que lo habían maniatado, pero su cuerpo ni siquiera estaba en la cama. No sabemos de dónde salió eso ni lo de la supuesta herida cortopunzante, son puros inventos», sostuvo el vocero.
Por otra parte, se determinó que la secuencia de la agresión sufrida por Rodríguez no se inició en el dormitorio, donde fue hallado sin vida, sino en otro ambiente del inmueble y continuó por un pasillo. Además, la pesquisa detectó la existencia de un boquete en el cerco perimetral, que podría haber sido hecho para entrar o salir de la propiedad.
En la casa también se comprobó que «faltaban algunas pertenencias, pequeñas, de escaso valor». Aunque técnicamente eso constituye un robo, no implica que el móvil del asesinato lo haya sido. Por las características del caso, especialmente el ensañamiento con que fue ejecutado, también se especuló que podría tratarse de un crimen pasional o un ajuste de cuentas.
En la fiscalía de Basualdo no dicen que sí ni que no a ninguna conjetura. «No se descarta ninguna hipótesis», afirman, casi de memoria, rogando que las pericias orienten una investigación que, dadas las circunstancias, está a la deriva.
Martín Osvaldo Rodríguez (69) fue hallado sin vida en la mañana del pasado miércoles en una vivienda ubicada en Fray Luis Beltrán y Olegario Andrade, a dos cuadras de la ruta 26, en el barrio Los Naranjos de Ingeniero Maschwitz.
La mujer que realizaba tareas de limpieza en la casa del hombre ingresó al inmueble y lo encontró muerto en su dormitorio, por lo que llamó al número de emergencias 911.
Rodríguez era gerente de la empresa de productos plásticos Colombraro trabajaba en la localidad de San Martín. Se había mudado a esta casaquinta hace dos años. Inicialmente vivió allí junto a su esposa y sus hijas, pero se divorció y desde 2019 vivía solo.
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