La planta de la panificadora, ubicada en el parque industrial de Garín, amaneció bloqueada por autos de los directivos. Tras esperar varias horas, la comisión interna gremial decidió ingresar y ocupar las instalaciones.
La planta de la panificadora, ubicada en el parque industrial de Garín, amaneció bloqueada por autos de los directivos. Tras esperar varias horas, la comisión interna gremial decidió ingresar y ocupar las instalaciones.
El conflicto entre la empresa Alijor y sus trabajadores vivió este martes un nuevo capítulo, tan o más tenso que los anteriores. En las primeras horas del día, la fábrica que la compañía tiene en el parque industrial de Garín cerró sus puertas sin aviso y frenó la producción, en una medida que tomó por sorpresa a sus 240 empleados.
La planta de la panificadora amaneció con su portón de ingreso bloqueado por los coches de los directivos, aparentemente sin ningún motivo.
Los trabajadores denunciaron un lock out patronal y apuntaron contra el dueño, Benjamín Biderman, que habíai tomado esa decisión luego de asistir a una audiencia de conciliación obligatoria junto a los delegados.
La creciente tensión entre los empleados y la panificadora llegó a su punto más álgido a principios de este mes, cuando la patronal despidió a una decena de operarios
sin causa y negándose a hacer la liquidación correspondiente. Pero las denuncias por atrasos en los pagos y temor a recortes se inició en abril del año pasado.La mediación por parte de la Secretaría de Trabajo no pareciera haber funcionado para el empresario, ya que decidió clausurar la planta y frenar la producción raudamente, sin cumplir ninguna de las normativas laborales.
La comisión interna gremial, junto a los demás empleados, decidió tomar la fábrica en represalia y a la espera de que se normalice la situación en la planta, donde mensualmente se producen un millón de tapas para pascualina Alijor, 1,8 millones de panes y 200 mil kilos de pastas La Salteña.
“Estamos esperando una resolución de la Secretaria de Trabajo para normalizar este tipo de actitudes maliciosas y conflictivas, en las cuales el dueño incurre constantemente”, afirmaron, a través de redes sociales.
A su vez, desde la filial bonaerense del Sindicato de Trabajadores de la Industria Alimenticia (STIA) realizaron una presentación ante la Justicia laboral y la cartera nacional, dependiente del Ministerio de Producción.
Mientras tanto, 240 familias vuelvan a estar en vilo por el futuro incierto de Alijor. Todos ellas desean que el de este martes no haya sido el último capítulo de esta historia.
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