Categorías: Sin categoría

“Cleto”

El “Negro” Iñiguez había escuchado una palabra nueva, desconocida y extraña para el escaso vocabulario barrial, y aunque no sabía su significado, la atesoraba secretamente… Por Juan Carlos Villalba.

Publicado por

El “Negro” Iñiguez había escuchado una palabra nueva, desconocida y extraña para el escaso vocabulario barrial, y aunque no sabía su significado y mucho menos donde aplicarla, la atesoraba secretamente, esperando el momento de lucirse ante los vagos de la esquina.

Por esos días vino a vivir al barrio (al caserón de las Viejas Burgos, en Mitre y Don Bosco, Escobar) un pibe nuevo.

La expectativa por conocer “al nuevo” era muy grande y todos en la esquina esperábamos el momento con ansiedad.

Cuando aquel pibe apareció en la puerta del caserón, el “Negro” Iñiguez “encontró” el significado de aquella palabra secreta y “entendió” que era el momento de aplicarla.

-¡Qué feo! (gritó), parece un cleptómano.

En ese instante, y por desconocimiento del idioma, nacía un apodo que acompañaría para siempre a este nuevo vecino.

Lejos de saber su significado, aquella palabra nos sugería algún tipo de monstruo antediluviano, alguna especie extinguida, algo horrible.

Carlitos, tal era el verdadero nombre, pasó a ser un compañero más de juegos y travesuras y un querido amigo para toda la vida, pero en aquella etapa de nuestra edad, su apodo podía variar según el grado de enojo o empatía del momento.

“Cleto”, “Cletito”, para los momentos de armonía. “Cleptómano”, para un poco de enojo, o, para la antesala de las piñas, “Cleptómano de mierda”.

Lo mismo ocurría con el “Bagre” Herrera, cuyo apodo variaba desde “Bagre querido” o “Bagrecito” (momentos cordiales), “Bagre amarillo”, (cierto grado de fastidio) y “bagre bigotudo” o “bagre sapo”, que ya significaba una pelea a piñas encarnizada.

Cleto vivía con su mama y el Tío Lucho (“Lucho y el Tren”) en una de las habitaciones que las viejas alquilaban, con cocina y baño compartido con otros habitantes del lugar.

Desde muy chico trabajó para ayudar a su familia y conservó hasta muy entrada su edad, una sonrisa amable y el gusto por algo que lo hacía tan feliz como en la infancia: andar en bici sin manos.

Por Juan Carlos Villalba – 30 /12/13 – Desde Escobar / Argentina

Yael Duckwen

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore magna aliqua. Ut enim ad minim veniam, quis nostrud exercitation ullamco laboris nisi ut aliquip ex ea commodo consequat. Duis aute irure dolor in reprehenderit in voluptate velit esse cillum dolore eu fugiat nulla pariatur.

Compartir
Publicado por

Entradas recientes

Escobar intimó a Edenor y prepara una demanda colectiva por los cortes de luz

El Municipio reclamará ante el ENRE y el Defensor del Pueblo por la falta de…

17 julio, 2024

Quién es Milo Zeus Lis: el joven actor escobarense que deslumbra en Goyo

La nueva estrella de Escobar brilla en una de las películas más vistas de Netflix…

17 julio, 2024

La escobarense Malena Galván consiguió dos medallas en el Sudamericano U20

Ganó medalla de plata en las postas de 4x400 metros, femenina y mixta. Además, fue…

17 julio, 2024

Rescatan a un lobo marino desorientado en el río Paraná de las Palmas

Personal de Prefectura Naval y de la Fundación Temaikén salvaron al animal y lo trasladaron…

17 julio, 2024

Un sueño hecho realidad: bomberos voluntarios de Matheu amplían el cuartel

Gracias a la ayuda de la comunidad, los miembros del destacamento inauguraron el pasado 9…

17 julio, 2024

Qué es Green Style II, el nuevo complejo de condominios de la ruta 26

El proyecto residencial de la empresa Portland acompaña la transformación del corredor vial entre Maschwitz…

17 julio, 2024

stiky