Bruno Zuculini, el primer escobarense que levanta una Copa Libertadores

Quince días después del escándalo causado por el ataque al micro que llevaba a los jugadores xeneizes, River venció a Boca por 3-1 en el tiempo extra para coronarse campeón de la Copa Libertadores de América, por cuarta vez en su historia.

Los goles de Lucas Pratto, Juan Fernando Quintero y Gonzalo Martínez le dieron el título más importante de su carrera a los dirigidos por Marcelo Gallardo. Y allí, en el mítico estadio madrileño Santiago Bernabéu, estuvo un escobarense: Bruno Zuculini (25).

El joven volante ingresó en el segundo tiempo suplementario, en lugar de un extenuado Ignacio Fernández. Jugó apenas nueve minutos –algo menos que en el partido de ida

, en la Bombonera-, aportó despliegue y mostró cierto nerviosismo al desperdiciar un contraataque rematando desde casi media cancha. Pero cumplió, estuvo al pie del cañón y festejó como sus compañeros.

En una definición distorsionada por los hechos de violencia, la connivencia policial y el pésimo accionar dirigencial de ambos clubes y la CONMEBOL, que llevó el partido a más de diez mil kilómetros del Monumental, River levantó su cuarto trofeo continental tras un encuentro con tintes épicos.

El plantel conducido por Gallardo -suspendido y suplantado por su ayudante, Matías Biscay- revirtió la ventaja parcial de Boca, conseguida a través de un gol de Darío Benedetto a minutos de que termine el primer tiempo, y se llevó por delante a un Boca mermado físicamente.

Pratto -paradójicamente, surgido en el club La Ribera- igualó las acciones en el meridiano del segundo tiempo. En el alargue, ya con el rival en inferioridad numérica por la expulsión de Wilmar Barrios, Quintero puso el 2-1 y “Pity” Martínez cerró la historia en el minuto 120.

[wppg_photo_slider id=»298″]

Pese a tener un papel de menos protagonismo que en otros momentos de su carrera, el menor de los hermanos Zuculini entra en la historia grande del conjunto millonario. Con este trofeo, los de Núñez igualaron a Estudiantes de La Plata en el ranking histórico de la Libertadores y se acercaron a Boca, que tiene seis en sus vitrinas.

“El secreto fue el gran grupo humano que se armó, estamos muy contentos”, afirmó el volante tras la coronación.

Así, tras los garinenses Ariel Rojas -campeón con River en 2015- y Fabiana Vallejos -hace poco más de una semana, con el Atlético Huila de Colombia en la versión femenina-, Bruno Zuculini cierra el 2018 como el tercer escobarense en la historia en salir campeón de la Libertadores. Sin embargo, no tendrá mucho tiempo para festejar: en el camino está Abu Dhabi, el Mundial de Clubes y una posible cita con el Real Madrid.

Tres escobarenses en la historia riverplatense

A la reciente coronación de Bruno Zuculini y el no tan lejano paso del garinense Ariel Rojas por River se le agrega un tercer antecedente de hace mucho tiempo Se trata de Aristóbulo Luis Deambrosi, un puntero izquierdo escobarense que supo brillar con la banda roja entre las décadas del 30 y el 40.

El “Pollito”, como era apodado, debutó a los 17 años y fue 13 veces campeón defendiendo los colores del Millonario. A su vez, integró la primera versión del histórico equipo riverplatense conocido como la “Máquina”, junto a Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Ángel Labruna y Adolfo Pedernera.

De hecho, según cuentan, él fue quien le dijo al DT Renato Cesarini que pruebe poniendo al por entonces joven Félix Lostau en su posición: “Maestro, ¿por qué no prueba a éste chico en algún partido, que vengo medio cansado?”, le habría sugerido. Sin saberlo, le estaba dando paso a una de las delanteras más emblemáticas del fútbol argentino.

Por su parte, Rojas también integró el plantel de River que ganó la Libertadores en 2015, aunque sólo jugó hasta las semifinales y antes de la etapa decisiva fue transferido a Cruz Azul. A su vez, en la presente edición ingresó en uno de los partidos de la fase de grupos (0-0 contra Flamengo, el 24 de mayo en el Monumental). Tanto su nombre como los de Deambrosi y Zuculini quedarán guardados para siempre en la gloriosa historia millonaria.

Por Alejo Porjolovsky