El triunfo inicial en Maschwitz ante Italiano y el buen primer tiempo ante Almagro, en José Ingenieros, hicieron suponer que Armenio iba a vivir un semestre como uno de los protagonistas del acotado campeonato de la B Metropolitana. Pero la ilusión solo duró esos 135 minutos: rápida y dolorosa, la realidad golpeó a la escuadra de Ingeniero Maschwitz, que vivió otro torneo sin pena ni gloria.
No se esperaba una campaña brillante, aunque la llegada de un técnico joven y con sobrada experiencia dentro de la cancha, más el arribo de trece incorporaciones podían surtir un efecto positivo.
Pero la sangría de 17 jugadores nunca pudo subsanarse. Al margen de la mediática incorporación de Oscar Ahumada, que nunca terminó de concretarse, lo cierto es que el conjunto del barrio San Miguel comenzó el semestre con pocos conocidos: Javier Molina, Marcos Jara, Nahuel Peralta, Luciano Nebot, Diego Medina y Germán Oviedo fueron los pocos que se quedaron en el equipo.
Para colmo, solo algunas caras nuevas se destacaron. Federico Ortiz López, proveniente de Lamadrid, fue la carta ofensiva más peligrosa del equipo de la colectividad: el «Tanque» marcó 9 de los 14 goles del tricolor en el campeonato (64%); Carlos Arancibia, llegado de Independiente de Formosa, se afianzó en la zaga central pese a una prolongada ausencia por lesión; los laterales Daniel Fuente y Mathias Buongiorno alternaron buenas y malas, al igual que el mediocampista Héctor Buzzi; otro intermitente fue Lionel Coudannes, quien tuvo un gran arranque de torneo pero desde la expulsión ante Villa San Carlos comenzó su declive. El resto no pareció dar la talla.
El lado positivo del semestre fue la cantidad de juveniles que subieron a la primera. Es cierto, las constantes lesiones, suspensiones y un plantel corto obligaron a Domínguez a poner a muchos jugadores de la cantera, pero seguramente la experiencia será valiosa para que estén más afianzados en la próxima temporada.
Chicos como el mediocampista Luciano Romero y los delanteros Tomás Colángelo y Rodrigo Acosta hicieron sus primeras armas en el fútbol profesional y se sumaron a los algo más experimentados Matías Tabak, Gonzalo Paz y Diego Sosa. Paz y Romero fueron habituales en el diagrama del entrenador, mientras que Sosa, un atacante que viene pidiendo pista hace rato, marcó su primer gol oficial.
Estadísticas
En cuanto a números, la temporada fue demasiado floja. El equipo de la colectividad finalizó el campeonato en el octavo puesto de la zona B con 22 puntos, producto de tan solo 5 triunfos (Italiano –dos veces-, Barracas, Comunicaciones y UAI Urquiza), 7 empates y 8 caídas. Marcó 14 goles y recibió 26, lo que dejó una diferencia de -12 que solo fue superada por el -21 del Tano, anteúltimo de la tabla.
La efectividad fue pareja tanto de local como de visitante: en ambas condiciones sumó once puntos, aunque fuera de casa logró una victoria más: 36,6% fue la eficacia del primer campeonato de Federico Domínguez al mando de la escuadra del barrio San Miguel.
Las derrotas por 4-0 ante Los Andes y por 3-0 ante Villa San Carlos y Morón, respectivamente, fueron las más duras del semestre, ambas de visitante.
Los números y los hechos reflejan que este semestre, este campeonato que apareció como una interesante oportunidad para todos los clubes del ascenso, fue uno más que pasó sin pena ni gloria por la historia del Deportivo Armenio. La irregularidad hizo que el conjunto de Maschwitz se despida demasiado pronto de la pelea por un cupo en la B Nacional.
Continuidad y promedio
La continuidad de Federico Domínguez ya está confirmada para un 2015 en el que se vendrá el Metropolitano A (nuevo nombre de la categoría).
Será momento para que jugadores, cuerpo técnico y dirigentes planeen qué se hará en la próxima temporada, porque el promedio de 1.270 (solo por encima de Fénix, UAI Urquiza, Comunicaciones, Colegiales, Italiano y los recientes ascendidos Defensores de Belgrano y Flandria) comienza a ser una ligera alarma y jugar al fútbol por nada no tiene sentido alguno.
Por Alejo Porjolovski