En el fútbol, como en la vida misma, no se puede jugar con fuego. Esto es algo ya conocido por propios y extraños del deporte de la pelota, aunque igualmente sigue habiendo equipos que terminan pagando las consecuencias por esta razón. Este sábado a la noche, Armenio fue uno de ellos: pese a comenzar ganando, especuló demasiado y terminó sucumbiendo ante un Defensores que no fue la gran cosa, pero jugó mejor y con justicia venció por 3-1. Una derrota más para el equipo de Maschwitz.
Ni el optimismo de la victoria ante Atlanta ni haber repetido el equipo de aquel éxito, nada de eso sirvió para cambiar el plan de juego. Salvo por lapsos muy cortos, el tricolor se dedicó a aguantar en su campo los embates del Dragón y, cuando podía, contragolpear con pelotazos a Federico Ortiz López, una receta que viene siendo recurrente.
Así, en poco tiempo el uruguayo Álvaro Villete se convirtió en la figura del conjunto de la colectividad. Con buenas intervenciones, el arquero ahogó varios gritos de gol del rojinegro, que con poca precisión iba a buscarlo.
Armenio se ubicó muy atrás y prácticamente no pisó el campo rival en la primera media hora de juego. Recién a los 25 minutos, Matías Rojas sacó un remate que probó al experimentado Albano Anconetani; cinco minutos después, una buena triangulación del 5 con Nicolás Monje y Ortiz López dejó al delantero mano a mano con el guardameta, que una vez más respondió correctamente.
Irónicamente, cuando el tricolor estaba más suelto, el gol llegó gracias a un pelotazo: Villete buscó a Matías Greco, Luciano Goux lo empujó dentro del área y el árbitro Carreras marcó la pena máxima. El capitán Mathias Buongiorno fue el encargado de cambiar el penal por gol.
Con poco, la visita se puso en ventaja y tomó algo de iniciativa en el juego. De hecho, los últimos quince de la primera etapa fueron el mejor momento de los dirigidos por Federico Domínguez, aunque el Dragón de Rodolfo Della Picca tampoco se quedó atrás y siguió obligando a Villete a responder en cada pelota parada.
Parecía que los de Maschwitz se iban en ventaja al descanso, pero en la última jugada Anconetani sacó un pelotazo largo y Luis Buono, uno de los héroes del ascenso de Defensores, metió un cabezazo al ángulo puso el 1 a 1 e hizo resurgir al local.
La historia siguió con el mismo guión en el complemento: Armenio se conformó con lo que tenía y se resignó a atacar. Ortiz López y Greco prácticamente no la tocaron y el ingreso de Kevin Cura -de condiciones más defensivas que ofensivas- por Nahuel Sica fue una muestra de ello.
El local lo buscó con más ganas que ideas, lastimando en las pelotas paradas en las que la escuadra de la colectividad mostró falencias notorias, como a los 9 minutos, cuando un tiro libre desde la izquierda de Nahuel Fioretto sacudió el travesaño.
Resignarse a atacar puede salir caro y así fue para el tricolor: el ingresado Chiquillito, de gran labor, despertó al público con un derechazo cruzado que se coló en el arco de Villete ante la pasividad de la defensa armenia. Para colmo, un minuto después, Nelson González completó un partido para el olvido yéndose expulsado por doble amonestación.
Ya parecía suficiente pesadilla para Armenio, pero todavía había más: el ingresado Cura tocó la pelota con la mano dentro del área y Fioretto, desde los doce pasos, cerró la faena.
Una nueva caída para el equipo de Ingeniero Maschwitz, la tercera en cuatro presentaciones. Es pronto todavía para hacer pronósticos, pero indudablemente deberá cambiar su actitud, porque seguir esperando las oportunidades puede ser contraproducente para las aspiraciones del tricolor en esta temporada.
Por Alejo Porjolovski