El equipo de la colectividad está en caída libre y Federico Domínguez no le encuentra la vuelta. Ya sin chances de pelear por el ascenso, volvió a caer como local.
¿Qué más se puede decir? Ya no caben adjetivos para describir la situación que está atravesando Deportivo Armenio. El equipo jugó mal -una vez más-, se enredó en sus propios problemas y terminó cayendo en casa por 2 a 0, este sábado a la tarde, ante un Barracas al que le alcanzó con orden y precisión para llevarse los tres puntos. Cuarta caída al hilo para el equipo de la colectividad, que no reacciona dentro de la cancha y parece acostumbrado a recibir cachetazos.
El objetivo del Reducido, ya lejano en el horizonte, parecía incentivar al entrenador Federico Domínguez a probar con jugadores de la cantera. Gonzalo Paz y Luciano Romero iban de arranque, al igual que Lucas Cardoso, el tercer arquero del plantel que tenía su debut obligado por la suspensión de Germán Oviedo ante Morón. A eso hay que sumarle un banco repleto de juveniles. Nueve de los 18 convocados eran producto del club, un dato para tener en cuenta.
Pero ni con los pibes ni con los experimentados parece funcionar Armenio. Tras una primera etapa pareja, en la que contó con algunas situaciones, como un mano a mano que Lorenzo Ferrara tiró por arriba, la segunda parte fue una pesadilla para los dueños de casa.
Barracas rompió la paridad apenas empezado el complemento: un centro desviado del zaguero Leguizamón Arce le cayó a Diego Figueroa que, de espaldas al arco, ensayó una media chilena fantástica que se metió por el segundo palo de Cardoso.
La rápida desventaja caló hondo en un equipo que, como en los últimos encuentros, no supo reaccionar al golpe y quedó groggy por el resto del partido. La experimentada ofensiva visitante -además de Figueroa, Edilio Cardoso y Abel Soriano- con poco hizo lo que quiso ante el desconcierto de su rival.
Ni siquiera los cambios ayudaron a modificar el panorama en Armenio, que cerró otra fatídica tarde con un ejemplo que muestra claramente el estado de ánimo que vive: el pibe Romero se desentendió con el arquero y empujó contra la red un inerte buscapié para el 0-2. Una imagen que vale más que mil palabras.
Restan cuatro fechas para que finalice la Zona B y al tricolor solo le queda el incentivo de mejorar su pálida imagen: está estancado con 17 puntos -hace cinco partidos que no convierte-, alejado de los equipos de arriba y cada vez más cerca de los de abajo. Su próximo rival será Comunicaciones.
Por Alejo Porjolovsky
Fotografía: barracascentral.com
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