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Alicia González, un destino marcado por las agujas del reloj

portada Heredó de su padre una actividad que desde chica abraza con pasión. “Es hermoso poder hacer lo que a uno le gusta”, afirma la cara visible de “Ali-Sil”.

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Alicia González, junto a su esposo, Julio Arcura, y su hijo Juan.

En 1973, Elvira Astrid Maya decidió hacerles un homenaje a sus dos hijas, Alicia y Silvia: tomó las primeras sílabas de sus nombres y así surgió “Ali-Sil”, la denominación comercial que dio identidad a la relojería y joyería que abrió sobre la vereda par de la avenida Tapia de Cruz al 600, en Belén de Escobar. Pero la historia de este negocio, y la de su dueña actual, arrancan desde más atrás.

“Yo prácticamente nací adentro de una joyería”, recuerda Alicia Laura González, quien heredó de su padre, Pedro Adolfo, de oficio relojero, un especial gusto por el mundo de las agujas y las cuerdas, como también por el trato con la gente, cordial hasta la calidez.

“Cuando mis padres se casaron pusieron una joyería, en Pilar, donde vivíamos, así que desde ahí estuve en el rubro. Por las noches, cuando era chiquita, con mi mamá, que era docente, acompañábamos a papá a reparar los relojes. Por eso digo que lo mamé de chica”, prosigue Alicia.

Así, casi sin pensar en que de esa manera iba orientando su futuro, la hija mayor siguió acompañando gustosa la actividad de sus padres, ya sea con la presencia en el local o viajando con ellos hasta Capital cuando había que salir de compras. “Muchas veces dejaba de hacer cosas porque prefería estar en el negocio, siempre me gustó ayudarlos”.

Con el paso del tiempo, el negocio empezó a dar resultados y a mostrarse prolífico. Entonces los hermanos de su padre vinieron desde Córdoba para crear una especie de sociedad familiar y abrir nuevos locales, uno de ellos en la terminal de Belén de Escobar, sobre la calle Rivadavia, que mantuvo el nombre de los otros: “Joyería París”. La clientela ya estaba asegurada, porque Pedro González, maletín en mano, había caminado durante años las calles de la localidad vendiendo relojes, mientras Elvira -más conocida como “Muni”- atendía el negocio en Pilar. “Todavía hoy mucha gente me dice: yo le compraba a tu papá, o tu papá me vendió este reloj”, comenta Alicia.

Después, las circunstancias de la vida y del comercio fueron dividiendo los rumbos de unos y otros. Fue en ese pasaje que vio la luz “Ali-Sil”. Doce años después, el negocio se trasladó a su actual ubicación, en Tapia de Cruz 727.

A esa altura, Alicia acababa de contraer enlace con Julio Arcura, un conocido exponente del comercio escobarense que se inició en “Henry Sport”, de la mano de “Fredy” González, y que luego tuvo a su cargo los años dorados de la confitería Jet Set. De esa unión nació Juan, que hoy tiene 22 años y se está incorporando al negocio de los padres. “Creo que tiene pasta, sobretodo para tratar a la gente”, opina su madre, que empieza a ver reflejado en los pasos de su hijo el camino que ella recorrió junto a su padre, a quien evoca con emoción en la voz y los ojos.

“Es hermoso poder hacer lo que a uno le gusta. En mi caso, tratar con la gente, que te permite relacionarte. Y también ser creativo, porque muchos clientes te traen algo para reformar o te piden ideas sobre qué accesorios usar para una fiesta o evento. No es una actividad rutinaria y realmente me da mucho placer. Por eso la mayor satisfacción es la gratitud de la gente, que te reconoce por la trayectoria y te brinda su confianza”, concluye Alicia, que además de medio nombre le dio a “Ali-Sil” toda su dedicación para mantener vivo un legado y darle dimensiones de tradición.

Claves de una trayectoria

Ningún comercio edifica una sólida trayectoria de veintiséis años por azar. En el caso de “Ali-Sil”, su propietaria destaca dos virtudes esenciales: lealtad y cordialidad con el cliente. “Ponemos mucho énfasis en atender bien a la gente. Y las chicas, Claudia, Roxana, Gabriela y Silvina, que se incorporó hace poco, hacen muy bien su trabajo y eso también es fundamental para el éxito del negocio”, reconoce Alicia, quien tampoco olvida en sus reconocimientos la importancia del técnico reparador. Todas piezas claves en el engranaje de un rubro como la relojería y joyería.

Las empleadas, una de las claves que Alicia González destaca en el éxito del negocio.

Yael Duckwen

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