Al cumplirse 37 años del golpe cívico-militar que escribió las páginas más oscuras y sangrientas de la historia argentina, se conmemoró este domingo el Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia y el partido de Escobar no estuvo ajeno a los recordatorios que se realizaron a lo largo y a lo ancho del país.
Por la mañana, el intendente Sandro Guzmán y el presidente del Concejo Deliberante, Elio Miranda, encabezaron un acto en la plaza Juan Manuel de Rosas donde se inauguró el “Espacio de la Memoria”, al lado de la comisaría 1ra, donde en 1976 funcionó un centro clandestino de secuestro y tortura.
“Identificar a los centros de tortura hace bien a la memoria colectiva de todos los argentinos. Tenemos que transmitir lo que pasó a nuestros hijos y nietos para que nunca más vuelva a ocurrir algo así en la Argentina”, expresó el jefe comunal.
De esta manera, la plaza inaugurada en 1998 por el entonces intendente Luis Patti -hoy preso por haber participado en crímenes de lesa humanidad- se convertió ahora en lugar de recuerdo permanente de los más de 50 escobarenses desaparecidos durante esa trágica época, a través de dos placas alusivas y cuatro baldosas simbólicas que homenajean a José Goncalvez, Tilo Wenner, Aparicio Claro y José Tomanelli, algunos de los referentes sociales asesinados durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional.
Además del homenaje llevado a cabo con el descubrimiento de las placas- una especie de afiches envidriados-, el momento más emotivo de la jornada se vivió cuando el actual director general de Derechos Humanos, Oscar Tomanelli, enterró junto a un árbol los restos hechos cenizas de su hermano José Enrique, acompañado de sus familiares.
Militante de la Juventud Peronista en los años´70 y nacido en Venezuela pero residente escobarense desde su adolescencia, José Enrique (22) fue secuestrado el 27 de marzo de 1976. Su cuerpo se encontró el 2 de abril de ese año junto a otros dos cadáveres baleados y quemados en cercanías de lo que es hoy la entrada al barrio El Cazador. Recién el año pasado su cuerpo pudo ser identificado, a través de estudios forenses y exámenes genéticos.
“Hace 17 años, cuando presentamos el primer proyecto en el Concejo Deliberante, éramos pocos y nos dieron una plaza en el cementerio, donde ellos querían que estén. Pero nosotros no queremos que estén en el cementerio y darles el gusto a esos, por eso hemos luchado para que se haga el Espacio para la Memoria en un lugar propio de la sociedad y no entre los muertos, porque nuestros compañeros están vivos”, expresó Tomanelli.
Otro de los testimonios que se escucharon durante el acto fue el de Daniel Lagaronne, director de Derechos Humanos de la Comuna. “Es muy emotivo estar en este lugar, es muy fuerte esto. Estar en el predio en el que uno fue secuestrado y torturado y muchos compañeros fusilados, como los hombres que están en esas cerámicas”, expresó, al tiempo que agradeció a las autoridades y organizaciones de derechos humanos por la creación de este Espacio para recordar a los desaparecidos del distrito.
El lugar elegido
En lo que a partir de hoy se encuentra el “Espacio de la Memoria”, en 1976 funcionó un centro clandestino de detención que operó a través de un camión celular de la Policía Bonaerense apostado allí. En el mismo permanecieron secuestrados los militantes sociales y políticos locales, algunos de los cuales fueron violados, torturados y asesinados.
Es por esto que se eligió este lugar venido a plaza para construir el “Espacio de la Memoria” y recordar eternamente a los hombres y mujeres del distrito desaparecidos por el terrorismo de Estado. Así se estableció en una ordenanza sancionada a fines de 2011 por iniciativa del concejal kirchnerista Javier Pérez.