La transformación de la ruta provincial 26, entre la Panamericana y Maquinista Savio, ya es un hecho. Día a día se ve cómo las quintas con parques de varios miles de metros desaparecen de la faz de la Tierra para convertirse en edificios de departamentos o en terrenos que quedan pelados a la espera de un nuevo emprendimiento comercial.
El murmullo de los añosos árboles cambió por el ruido ensordecedor de máquinas excavadoras, motosierras y martillazos que desdibujan la cara de una zona que se caracterizaba por su bella vegetación, sus espacios amplios, sus barrios secretos y una tranquilidad comparable a cualquier pueblo del interior.
Esta metamorfosis empezó luego de que se aprobara la rezonificación de un tramo de 2 kilómetros de esta ruta, en la que ya se están levantando edificios que, además de viviendas, ofrecen espacios de oficina y comercios. Una modificación que llevó años para implementarse, ya que la ordenanza se sancionó en 2016, pero debió ser corregida dos veces a instancias de organismos provinciales. Así, recién entró en vigencia en 2022.
Además, desde hace varios meses la 26 se está repavimentando y ensanchando entre Ingeniero Maschwitz y Maquinista Savio para soportar el mayor caudal de tránsito que se movilizará por ese corredor. Es que, además de estos emprendimientos residenciales, también están previstos centros comerciales, culturales, deportivos, profesionales y de salud; así como también entidades bancarias, hosterías, hoteles, oficinas y restaurantes.
Green Style I y II, pioneros con su propuesta
En el marco de esta transformación, la empresa Portland compró varias quintas que estaban sobre la 26, las demolió y comenzó con su proyecto Green Style I y II. El primero está en la esquina de Almafuerte y el segundo en la de Víctor Casterán, en ambos hay alrededor de 50 unidades en formato de condominio.
Estos condominios proponen un estilo de vida en la naturaleza, aunque apenas si quedaron algunos arbolitos en esos terrenos. El resto es puro cemento, con frentes de piedra que le dan un estilo un poco más rústico, pero con el detalle de que desde cada ventanal de los departamentos se ven los parques y las piletas de todos los terrenos linderos, que de esta manera perdieron cualquier tipo de privacidad.
A pesar de esto, Green Style I se vendió íntegramente. De hecho, hay un cartel en la entrada que así lo indica: “Éxito total, vendido en su totalidad”. Son viviendas de 2, 3 y 4 ambientes con balcón o con jardín, en el caso de las ubicadas en planta baja. El edificio cuenta con piscina, gimnasio y SUM, entre otras amenities, además de seguridad las 24 horas. Una ventaja importante es el acceso rápido a la Panamericana, ya que están a apenas un kilómetro o un kilómetro y medio de distancia.
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“Green Style II avanza a un ritmo increíble. Queda disponible solo una unidad de 4 ambientes. No te pierdas la oportunidad de vivir en un lugar que lo tiene todo”, alienta en Instagram el gerente de ventas, Leandro Descotte. A estos proyectos se le suma Green Plaza, un centro comercial que se construye frente a Green Style II y que está destinado a ser un espacio al aire libre, donde los habitantes de los condominios encontrarán todo lo que necesitan en negocios de cercanía.
Rezonificación y nuevos usos
El plan aprobado por el Municipio estableció una modificación en el estatus de las parcelas ubicadas a ambos márgenes de la ruta 26, entre las calles San Martín, Almafuerte y Tronador, en una extensión de 2,2 kilómetros.
Se delimitaron dos porciones de parcelas y se cambió la nomenclatura de Zona Residencial Exclusiva a Zona Residencial y Comercial Extraurbana, lo que permite incorporar actividades que hasta hace poco tiempo no estaban contempladas.
La zona comercial está a los extremos del corredor y en el centro se permitió la construcción de viviendas unifamiliares, multifamiliares y oficinas. Además, el proyecto estableció un incremento de la densidad de población permitida: de 60 a 150 habitantes por hectárea.
Sin dudas el cambio de fisonomía es abismal y eso conlleva una modificación en la rutina diaria o de fin de semana de quienes habitan allí desde hace décadas. Por otro lado, es cierto que en esa zona había 17 quintas en venta y que la mayoría estaban desocupadas. Que se vendieran era cuestión de tiempo y de voluntad de hacer negocios, nada más.
El grito en el cielo
Los vecinos de la zona, entre los que se encuentran los de 15 barrios privados, expresaron enseguida su rechazo a la rezonificación. Alegaron el desastre ambiental que se provocaría con la tala de árboles, pero también se quejaron por el colapso de los servicios, del tránsito vehicular y el cambio en el paisaje, que pasará de verde a paredes de edificios de hasta 12 metros de altura.
El debate se dio a partir de la ordenanza 5351 sancionada en octubre de 2016 por el Concejo Deliberante en una acalorada sesión y que después fue modificada dos veces, en 2021 y en 2022, por indicación de la Dirección Provincial de Ordenamiento Urbano y Territorial.
La Asociación Vecinal Ruta 26 alertó en un comunicado: “Esto significa la degradación total de la ruta, perdiendo su forestación a través de los árboles actuales. Las casas que queden detrás de todo esto solo verán por sus ventanas las partes traseras de cualquier centro comercial. La desvalorización de las propiedades será inevitable”.
En ese momento, la entidad también afirmó que “no hay ningún vecino a favor de esto. Es todo un negociado inmobiliario, que atenta contra la calidad de vida de los vecinos y la sustentabilidad ambiental… Sin cloacas ni agua potable, quieren llenar la zona de comercios, un área verde de árboles añosos que seguramente van a talar”.