El futbolista escobarense fue titular en cuatro de los siete partidos que disputó la Selección y también jugó la inolvidable final ante Brasil. “Estoy muy feliz de ser parte de este grupo, es un orgullo haber podido levantar esta Copa”, expresó.
Desde aquel invierno de 1993 en Ecuador que Argentina no podía alzar la Copa América. 28 años de ilusiones que se apagaban tan rápido como se encendían. Penales errados, goleadas en contra, goles casi hechos que se erraban, malos arbitrajes… siempre algo sucedía para que la selección no pudiera celebrar. Hasta que la racha se cortó en Brasil.
El país volvió a gritar campeón, Lio Messi tuvo su merecido premio a una trayectoria tan brillante como intachable, solamente le faltaba un título a nivel selección. Y lo consiguió en el mítico estadio Maracaná, con una particularidad que para los escobarenses es motivo de orgullo: uno de los 28 futbolistas del plantel campeón es Nicolás González (23).
El zurdo criado en el barrio Stone fue un indiscutido en la lista que presentó el DT Lionel Scaloni para la competencia. En el primer partido ante Chile fue titular, siendo de los mejores del equipo y teniendo dos cabezazos que pasaron muy cerca del travesaño, tras centros de Messi. A los 80´ salió extenuado y lo reemplazó Joaquín Correa. Ese partido terminaría 1 a 1; Messi, de tiro libre, marcó para Argentina.
Contra Uruguay volvió a jugar desde el inicio, el equipo ganó 1 a 0 (gol de Guido Rodríguez) y él salió a los 70´, golpeado físicamente; Angel Di María fue quien lo sustituyó. Al partido siguiente no pudo jugar frente a Paraguay (triunfo 1 a 0, gol de “Papu” Gómez), y tampoco lo hizo en el duelo ante Bolivia, que cerraba la fase grupos, donde el seleccionado se lució ganando 4 a 1.
En cuartos de final, versus Ecuador (3-0), Scaloni lo volvió a utilizar como titular, atacando sobre la franja izquierda. Descansado y recuperado de algunos dolores, Nico tuvo un cabezazo muy bueno que fue controlado por el arquero Galíndez sobre la línea del arco, tras centro de Messi, y en el segundo tiempo volvió a estar cerca del gol, con un remate que pasó sobre el travesaño. Fue reemplazado por Nicolás Tagliafico, a los 82´.
En las semifinales, ante Colombia, el arquero Ospina le ahogó un grito de gol al taparle otro cabezazo. En ese partido recibió varias faltas fuertes, Di María lo reemplazó a los 67´ y el desenlace fue la definición por penales que convirtió en héroe a “Dibu” Martínez.
En la ansiada final arrancó como suplente, ya que Scaloni se inclinó por Di María, quien justamente convirtió el gol del triunfo. Pero ingresó a los 79´ en lugar de Lautaro Martínez para aprovechar algún contragolpe. No se le dio, aunque fue peligroso para la defensa brasileña y colaboró con la presión alta en un momento decisivo.
Cuando el árbitro pitó el final del juego, González y todos sus compañeros se abalanzaron sobre Messi, que arrodillado lloraba como un chico en el césped del Maracaná. Por fin se le había dado y pudo traer la copa a la Argentina.
La euforia de los jugadores, abrazos, cánticos y lágrimas de emoción fueron moneda común en una noche donde el fútbol volvió a unir a un país, golpeado por varios frentes.
“Muy feliz de ser parte de este grupo, es un orgullo haber podido levantar esta copa con ustedes, se lo merecen más que cualquiera, Muchas gracias”, publicó el escobarense en su cuenta de Instagram, 48 horas después de la consagración, posteando una foto junto a la copa en el vestuario, rodeado de Messi, Agüero y Di María, tres históricos de la celeste y blanca.
Cada publicación suya en las redes acumula decenas de miles de interacciones. Una selfie con la copa en sus manos en el medio del Maracaná llegó a más de 165 mil likes, y sigue sumando. Todos lo felicitan por su juego y lo sienten como un escobarense que supo llegar a la cima y que nunca perdió la humildad.
Por Javier Rubinstein
Ver esta publicación en Instagram