Okey de Vidal para las termoeléctricas: la Provincia les dio la habilitación

El Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible levantó la clausura y autorizó el funcionamiento de las dos usinas instaladas en el límite entre Matheu y Villa Rosa. La medida se firmó al día siguiente de las elecciones.

lunes 05 febrero, 2024

Suspicacia. El OPDS le dio luz verde a las termoeléctricas el día después de las elecciones generales.

El Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible levantó la clausura y autorizó el funcionamiento de las dos usinas instaladas en el límite entre Matheu y Villa Rosa. La medida se firmó al día siguiente de las elecciones.

A través de sendas disposiciones, el gobierno de la provincia de Buenos Aires levantó la clausura de las dos termoeléctricas ubicadas sobre la ruta 25, en el límite entre los partidos de Pilar y Escobar. La decisión fue un nuevo revés para los vecinos de los alrededores y las asociaciones ambientalistas, que insisten en exigir su relocalización.

Todos los intentos por evitar este desenlace fueron en vano: tanto las plegarias de las tres mil mujeres que en 2018 le enviaron una carta a la gobernadora María Eugenia Vidal implorándole el cierre de las usinas (ver nota acá), como el reclamo de quienes le recordaron el tema a viva voz en el acto de campaña que realizó días antes de las PASO en el microestadio de Sportivo (ver nota acá).

La gobernadora bonaerense hizo oídos sordos y su gobierno, con meses de diferencia, habilitó de manera permanente las dos centrales energéticas.

En enero, el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) había dispuesto la clausura preventiva de ambas termoeléctricas (ver nota acá) al detectar una serie de irregularidades. En aquel entonces, se observaron altos niveles de ruido e incumplimientos en algunos aspectos de la evaluación de impacto ambiental. No obstante, pareciera que aquellas cuestiones ya han sido subsanadas en ambas plantas generadoras de energía.

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Con la firma de su director, Rodrigo Aybar, el OPDS dispuso ahora levantar la clausura que pesaba sobre la planta de Araucaria Energy. El dato que llama la atención y se presta a toda clase de suspicacias es que la resolución se firmó el lunes 28 de octubre, es decir, un día después de las elecciones generales que marcaron el fin de ciclo de la actual gestión provincial. Seis meses antes, el organismo también le había dado el okey a la planta de APR Energy.

De esta manera, a dos meses de cumplir su mandato el gobierno de Vidal definió completamente el conflicto a favor de las cuestionadas termoeléctricas.

Clausuras y marcha atrás

La primera en tener luz verde para volver a funcionar fue la de APR Energy S.R.L., que recientemente también obtuvo el visto bueno de parte del municipio de Pilar (ver nota acá). La clausura de la termoeléctrica denominada “Matheu II” fue dada de baja el pasado 26 de abril.

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A principios de año, la Dirección Provincial de Controladores Ambientales, perteneciente al OPDS, dispuso el cierre provisorio y la suspensión de actividades de la planta de APR al detectar fallas en la evaluación de impacto ambiental, entre otros aspectos.

Tres meses después, a través de la disposición 278/19, quedó autorizada de parte del Ejecutivo bonaerense para funcionar normalmente.

La misma suerte corrió la central perteneciente a la empresa Araucaria Energy S.A., vecina de la de APR y bautizada como “Matheu III”, que había sido clausurada preventivamente el mismo día de enero, aunque por parte de la Dirección de Asuntos Contenciosos de la OPDS. La situación administrativa se destrabó el pasado lunes 28, cuando el organismo dependiente de la Jefatura de Gabinete provincial publicó la disposición 982/19, que habilita su funcionamiento.

Así las cosas, los reclamos de los ambientalistas y vecinos de la zona no lograron el impacto buscado en las decisiones del gobierno bonaerense y el municipio de Pilar. Sin embargo, aún mantienen una esperanza: la Corte Suprema de Justicia todavía no se pronunció sobre un recurso de queja al respecto (ver nota acá). Mientras tanto y pese a las adversidades, la lucha para que las termoeléctricas se vayan continúa.

Por Alejo Porjolovsky