Dejó atrás su histórico estado de abandono a cambio de un estilo moderno, ordenado y confortable. Además, la relocalización de las paradas permitirá agilizar la circulación vehicular de la zona.
Atractiva, iluminada, moderna y pulcra. No es la descripción de una persona sino de la terminal de ómnibus de Belén de Escobar, que a partir de la reinauguración de este lunes luce como nunca antes, tras renovar por completo su aspecto y dejar atrás años de un absoluto abandono.
En pocas palabras, se podría decir que a la vieja estación de colectivos la metieron en un quirófano y la sacaron como nueva. Lo único que conserva son sus cimientos, porque después ya nada es lo que era. Su penoso estado general y la falta de refugios, techos y asientos para que la gente pueda resguardarse del sol o las lluvias ya son parte de reclamos y críticas pasadas. Lo mismo ocurre con la histórica falta de iluminación.
Ahora, la terminal de ómnibus “Antonio Spadaccini” es un lugar digno de ser el centro neurálgico más importante del distrito, un espacio agradable a la vista y que, incluso, hasta hará mucho más amena la tediosa espera del colectivo. Y eso es gracias a una profunda intervención que llevó adelante el Municipio.
Por empezar, el área de espera es mucho más amplia y cómoda, ya que se colocaron nuevos asientos y una estructura metálica con una cubierta liviana que va de punta a punta y resguardará del clima a los usuarios. Todo esto acompañado por iluminación LED y mobiliario antivandálico, que obedece a un diseño y una estética “contemporánea”, acorde a los tiempos que corren.
Además, se instalaron pantallas informativas para conocer los horarios y frecuencia de los servicios, una novedad que empezará a funcionar a partir del 1º de febrero, según lo anunciado por el intendente Ariel Sujarchuk durante el acto oficial de reinauguración.
Pero las mejoras no solo son estéticas: también se colocaron una posta de seguridad, cámaras de seguridad HD y dos domos 360º con lectora facial.
En cuanto al transporte propiamente dicho, se construyeron nuevas dársenas y se relocalizaron las paradas de los colectivos para permitir una circulación vehicular más fluida en toda la zona. Incluso, la tradicional parada de taxi fue removida a otro espacio.
Ahora existe un dispositivo más dinámico y seguro para el ascenso y descenso de pasajeros, tanto dentro de la propia terminal como en las paradas ubicadas sobre las calles Rivadavia, Travi y Spadaccini, donde también se realizaron sustanciales cambios.
La flamante obra, además, ordena en toda la zona el tránsito público y también el de carga y descarga de proveedores y particulares. Asimismo, disminuye la contaminación visual, sonora y por emisión de gases. Esto sin contar que se jerarquizó el centro comercial de la calle Rivadavia y se potenció el valor de los inmuebles.
En definitiva, tras años de desidia estatal y promesas incumplidas, se llevó a cabo una remodelación integral que vino a cambiar por completo el aspecto de la terminal de Belén de Escobar y sus inmediaciones.
El Municipio ya hizo lo suyo: invirtió casi $50 millones en toda la obra -$13 millones serían aportados por la Provincia-, cumplió con el plazo de 120 días para ejecutar todo el proyecto y, fundamentalmente, le puso fin a una vieja demanda de la comunidad escobarense.
Ahora, los usuarios deberán aportar su granito de arena para que la terminal se mantenga reluciente y no vuelva a verse como en sus peores épocas.
Por Damián Fernández