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Sin patrones. La ex Donnelley fue expropiada hace más de un año y mantiene a 200 familias.
La continuidad de la imprenta Madyfrag, gestionada por sus trabajadores desde 2014, se encuentra en peligro por el altísimo costo de la electricidad. Están recibiendo facturas por un millón de pesos que les resultan impagables.
Los trabajadores de la gráfica cooperativa Madygraf están viviendo una verdadera pesadilla. Recuperada y gestionada por sus propios trabajadores desde 2014, la fábrica de Garín es una víctima más de los tarifazos en los servicios públicos: todos los meses recibe boletas de luz de un millón de pesos y su continuidad corre peligro.
La suba de la tarifa de electricidad, más el aumento en el precio de los insumos y la caída del consumo le dan forma a un cóctel explosivo para la ex Donnelley, una de las imprentas más grandes e importantes del país que actualmente sostiene a más de 200 familias.
“Esta difícil situación económica se da debido a las políticas del gobierno”, argumentaron desde la fábrica de gestión obrera, ubicada sobre el kilómetro 36,700 de la Panamericana, en la que se imprimen catálogos comerciales, revistas, láminas, posters, diarios y libros, entre otras publicaciones.
Desde la cooperativa se encuentran negociando de manera constante con la empresa distribuidora de energía para evitar que les corten el servicio. A su vez, solicitaron el beneficio de una tarifa social de luz y gas para poder costear la producción.
Los trabajadores también exigen la estatización de la empresa -expropiada por la Provincia en 2017- para poder ser proveedores directos del Estado, principal consumidor de papel impreso a nivel nacional, y así producir cuadernos y manuales, entre otros productos, a bajo costo.
Mientras tanto, el domingo 30 los trabajadores organizarán un festival en la fábrica con la presencia de La Delio Valdez y Resistencia. Todo lo recaudado será para las 200 familias que siguen esperando un gesto de las autoridades, que, por el momento, miran al costado.
