Más de medio centenar de perfiles falsos reaparecieron en las últimas semanas en Twitter y Facebook. Su misión: elogiar todo lo que hace el intendente Sujarchuk y atacar a sus principales adversarios. Demasiado obvios.
En un spot publicitario, del que años después se arrepentiría, el por entonces pelilargo tenista estadounidense Andre Agassi lanzaba una afirmación contundente: “La imagen es todo”. Esa simple idea cobra una especial fuerza en el mundo de la política y el intendente Ariel Sujarchuk, hombre de las comunicaciones y el marketing, lo sabe muy bien.
En su página de Facebook, donde tiene más de 110 mil seguidores, el jefe comunal difunde diariamente las noticias de la gestión municipal, su agenda pública, reuniones políticas y efemérides, siempre acompañando las publicaciones con galerías fotográficas, videos, spots y flyers. Además, suele dedicar un buen tiempo a responder los comentarios de los vecinos, incluso de aquellos que lo critican.
Del mismo modo, es un activo usuario de Twitter, donde tiene más 25 mil seguidores y también publica absolutamente todas sus actividades, y hace poco decidió sumarse a la comunidad de la cada vez más popular Instagram. Incluso reactivó su canal de YouTube y empezó a trasmitir en vivo distintos actos y eventos. Acorde a los tiempos que corren, las redes sociales son, sin dudas, su principal canal de contacto con la gente.
Sin embargo, el intendente no está solo en esta misión de mantener su imagen lo más alta posible: desde hace varias semanas, un ejército de trols oficialista desembarcó en todas las plataformas digitales para cuidarle las espaldas, defenderlo a capa y espada y rendirle pleitesía.
Demasiado obvios
Fotos de perfil genéricas, nombres típicos y comentarios de los más comunes son las tres características esenciales de estos falsos usuarios. Pero no las únicas. En el caso de los trols de Sujarchuk, otro patrón es que todas las cuentas tienen los mismos contenidos: solo publicaciones de noticias sobre la gestión del intendente. Nada de vida social, gustos, ni algún otro interés, como fieles robots consagrados exclusivamente a una causa.
Además de halagar exageradamente cada acción o declaración del intendente, los trols oficialistas también se dedican a otro frente, el opositor. Es allí donde el principal adversario a doblegar es el concejal macrista Leandro Costa, a quienes estos seres «fantasmales» le dedican un arsenal predeterminado de críticas en cuanto ocasión se presente.
En las últimas tres semanas, más de medio centenar de usuarios falsos comenzaron a intervenir en las publicaciones de El Día de Escobar en la red social del pajarito (@eldiadeescobar), con un modus operandi tan lineal como apabullante y hasta sincronizado.
Una recorrida por sus perfiles permitió detectar a simple vista varios datos curiosos. En primer lugar, la mayoría de estas cuentas apócrifas fueron creadas entre marzo y mayo. Solo dos usuarios tienen más antigüedad: los alias Nadia Zárate y Ezequiel Juárez, quienes iniciaron su actividad en 2015. Curiosamente, ambos fueron tuiteros activos hasta el 21 de octubre de aquel año -días antes de las elecciones generales- y reaparecieron el 28 de marzo pasado, cuando Sujarchuk inauguró el hospital de Salud Mental y Adicciones “Papa Francisco”.
Otra perlita es la del falso usuario Roberto Insaurralde, quien en su perfil luce sonriente una extensa y envidiable cabellera oscura con un lindo paisaje de fondo. Sin embargo, al indagar en los principales buscadores de la web surge que esa foto pertenece a un programador inglés llamado Frankie Roberto, quien seguramente ni siquiera sepa que existe un lugar llamado Escobar.
Muchas de estas cuentas, además, tienen como incautos o cómplices seguidores a concejales oficialistas y funcionarios municipales.
Aunque no son una novedad, los trols adquirieron mayor visibilidad en nuestro país a mediados del año pasado, cuando Marcelo Tinelli denunció hostigamientos de una red de falsos usuarios de Twitter que relacionó al jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña.
En este caso, si los trols vernáculos operan a pedido del Ejecutivo o son un par de militantes virtuales que lo hacen de oficio es difícil de saber. Pero lo cierto, y lo evidente, es que están, que cada vez son más y que seguramente quieren tener algún tipo de incidencia en el microclima de las redes sociales, aunque para lograrlo tendrán que esmerarse un poco más. Empezando por ser menos obvios, en caso de resistirse a desaparecer después de haber sido identificados.
Por Alejo Porjolovsky